La exposición a altos niveles de contaminación del aire no sólo aumenta el riesgo de infecciones respiratorias, además durante el embarazo incrementa la probabilidad de padecer enfermedades crónico-degenerativas como diabetes tipo 2 y enfermedad cardiaca, revela una investigación realizada por la Universidad Iberoamericana.
Asociaciones a medio y largo plazo entre la contaminación del aire, la temperatura ambiente y los niveles de hemoglobina glucosilada en mujeres en edad fértil, es el nombre del estudio que se elaboró de manera multidisciplinaria e interinstitucional y en la que uno de los factores que se investigó fue el del riesgo que representan las partículas PM 2.5 y la temperatura de la Ciudad de México en el desarrollo de diabetes tanto en mujeres en edad reproductiva como en infantes.
A este respecto, Alejandra Cantoral Preciado, académica del Departamento de Salud de la Universidad Iberoamericana, explicó que “estas partículas entran al organismo, se acumulan y realizan un proceso de inflamación crónica. Hacen varias reacciones químicas en el organismo que se conoce como estrés oxidativo. Esto afecta la función del páncreas y de la insulina (la hormona que regula la glucosa). Entonces se genera una resistencia (a la insulina) secundaria a la exposición de estas partículas”.
Para esta investigación se midió diariamente, durante 10 años, la contaminación a la que estaban expuestas 484 mujeres en edad reproductiva, así como sus niveles de hemoglobina glucosilada, un factor a la resistencia a la insulina y a la diabetes.
De acuerdo con Cantoral Preciado, quien también se desempeña como coordinadora de la Clínica de Nutrición de la Ibero, las mujeres en edad fértil pueden ser más vulnerables a efectos ambientales en la salud debido a los cambios metabólicos que ocurren durante el embarazo.
En ese sentido, explicó que cuando el embarazo es de un niño se afecta más la presión arterial y en el caso de la niña es la hemoglobina glucosilada. “Esto se debe a que cuando estamos embarazadas, dependiendo del sexo del bebé, se generarán distintas hormonas y las partículas interactúan con ellas. También se identifican ventanas de exposición y vulnerabilidad, pues a partir de la semana 11 y hasta la semana 32 son más susceptibles las mujeres al efecto de estas partículas durante el embarazo”.
Asociaciones a medio y largo plazo entre la contaminación del aire, la temperatura ambiente y los niveles de hemoglobina glucosilada en mujeres en edad fértil forma parte del estudio de PROGRESS (Programming Research in Obesity, Growth, Environment and Social Stress), una cohorte diseñada específicamente para abordar prospectivamente el impacto conjunto del estrés crónico y tóxico en el desarrollo infantil.
EI estudio de Cohorte PROGRESS, que inició en 2006 con dos financiamientos conjuntos de los National Institutes of Health (NIH) –para desarrollarse en la CDMX–, utiliza métodos de vanguardia en ciencias sociales, epidemiología, toxicología y estadística para evaluar los factores de riesgo transdisciplinarios que afectan el desarrollo neurológico y la salud del binomio madre-hijo.
La contaminación del aire y la temperatura se evaluaron en una resolución espacial de un kilómetro a través de modelos satelitales de detección remota. Los mismos indicadores se compararon con las direcciones de los participantes y se confirmaron mediante un rastreador GPS a través del uso de modelos lineales de efectos mixtos.
Los resultados de esta investigación fueron presentados por la Alejandra Cantoral Preciado en International Society for Environmental Epidemiology ISEE 2022, que se realizó en Atenas, Grecia.
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