La legitimidad del proceso es indispensable, por la propia dignidad del Acción Nacional.
La mafia anayista que se apoderó del PAN no quiere soltarlo, aunque lo llevó a su peor derrota electoral, y hace hasta lo indecible por imponer de nuevo Jefe Nacional a Marko Cortés, quien cínicamente se dice independiente de Ricardo Anaya, para sorprender a panistas incautos y arrebatarles sus votos.
Cuando la Comisión Nacional Electoral, que preside Cecilia Romero, lanzó la convocatoria para los comicios internos el 7 de septiembre, Cortés ya llevaba dos meses recolectando firmas, con base en una copia del padrón partidista que le adelantó el CEN encabezado por Damián Zepeda.
Y no tuvo empecho en presumir el 14 de septiembre que ya tenía 11 mil firmas capturadas de las 28,033 requeridas; y tampoco en encabezar el 79 aniversario de Acción Nacional, que se celebró en el Ángel de la Independencia, como es tradición, al que el presidente nacional Marcelo Torres Cofiño no asistió para dejarle el campo libre.
Marko utiliza impunemente a personal de toda la estructura nacional panista en recabar firmas, con la complacencia de Ricardo Anaya, quien finge estar retirado del partido; pero lo manipula de lejos a través de sus súbditos.
Cortés Mendoza también llegó a un acuerdo cupular con 12 gobernadores, encabezados por el queretano Francisco Domínguez, los mismos que formaron la Confederación de Gobernadores Panistas y traicionaron a Anaya y al PAN al darle su apoyo al candidato del PRI, J. Antonio Meade, en plena campaña presidencial.
Esa traición al partido la ratifican ahora, no sólo con ayudar a imponer al candidato oficial para valerse de él y poner al PAN a las órdenes del presidente electo para sacarle favores y apoyos.
Dichos traidores acordaron con Marko llevar de secretario general de su planilla a Héctor Larios, a cambio de que, ya en uso de sus facultades estatutarias de designar a líderes de las fracciones legislativas, nombre para los senadores a Rafael Moreno Valle, exgobernador y cacique político de Puebla, que impuso de candidata a sucederlo a su esposa Martha Érika Alonso, a quien el TRIFE se encamina a despojarla del triunfo que ya saboreaba, pues el Tribunal está a merced del AMLO, el amo de Morena.
Y como dicen que entre traidor y traidor nada más las mentadas se oyen, Damián Zepeda, quien dejó a Torres Cofiño de jefe nacional sustituto del PAN, a condición de que lo nombrara líder de los senadores, se sintió traicionado por el convenio y ahora sí dijo que el CEN se pasa por el arco del triunfo el estatuto partidista.
Ernesto Ruffo, José Luis Espinosa Piña y Manuel Gómez Morín, los candidatos independientes al liderazgo nacional, solicitaron al Tribunal Electoral disminuir el número de firmas requeridas, ampliar el plazo para presentarlas y posponer la elección, al cabo el estatuto panista fija como plazo máximo el 31 de diciembre.
El TRIFE respondió que turnaran las peticiones a la Comisión de Justicia del CEN, que debe resolver quam primum; pero los solicitantes desconfían de obtener buena respuesta, porque la Comisión de Justicia está en manos anayistas, como toda la directiva del partido.
Al parecer, todo conspira en favor de Marko; y el PAN seguirá manejado la mafia sólo para cuidar sus intereses, tras hundirlo, desfigurarlo y convertirlo en óbice para que cumpla su misión de ser el opositor principal y más calificado al régimen de López Obrador, que tanto lo necesita el país para evitar que éste de plano lo subyugue.
Ante eso, el Consejo de Plumas Azules del PAN apuntó:
• No hay equidad en la elección del Jefe Nacional del partido
• Un candidato utiliza su estructura para recabar firmas
• Pedimos ampliar el plazo para registrar a los candidatos
Agregó: Acción Nacional necesita que la próxima elección de su líder nacional sea un paso para reafirmar su responsabilidad histórica de poner el bien común de México por delante, basado en sus sólidos principios democráticos y humanistas.
Para asegurar que el proceso electoral actual se efectúe con absoluta la limpieza y asegure que el PAN retoma su vida democrática interna, se requiere el voto libre y razonado de cada uno de sus miembros, sin manipulaciones ni presiones de grupo alguno, ni el uso ilegal o ilegítimo de la organización partidista.
La legitimidad del proceso es indispensable, por la propia dignidad del Acción Nacional.
De lo contrario, el único partido mexicano de verdadera oposición, que forjaron Gómez Morín y González Luna, va hacia la extinción y entonémosle de una vez el R.I.P.
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