La inteligencia angélica busca el entendimiento de la verdad sin necesidad de un conocimiento sensible, además no se ve condicionada por un órgano cerebral. Por tanto, su dinamismo intelectual no discurre racionalmente mediante una variedad de pensamientos a como lo hace el entendimiento humano.
Sí el carácter material hace que exista una profunda diferencia entre la persona quien es ángel y la persona quien es un ser humano. Entre el ser humano y el ángel existe un punto que los hace semejantes: tanto el ser humano como el ángel son personas. Aquí es digno de recordar lo que Santo Tomás de Aquino entiende por persona: un sujeto subsistente de naturaleza racional.
La persona humana subsiste con un modo de ser corpóreo y sin la materia no puede subsistir, aunque su ser hace que su materialidad exista. En la persona angélica por esa prioridad del ser sobre la materia, puede subsistir como un sujeto de naturaleza racional en donde tal subsistencia está exenta de materia. Es decir, la persona humana subsiste con una espiritualidad encarnada y la persona humana angélica subsiste con una espiritualidad incorpórea.
La naturaleza racional de la persona humana va acompañada de características como son la capacidad intelectiva, la capacidad volitiva, la dinámica sensible ligada a unos órganos corporales, las pasiones en donde la dinámica hormonal juega un papel importante y muchos otros elementos derivados como un espíritu encarnado quien es la persona humana. De la naturaleza racional de ángel, en cambio, hay que hacer omisión de características que tengan que ver sea directamente o indirectamente con la materia. Luego, dada la limitación cognitiva humana con respecto a quienes son los ángeles, lo que solamente puede ser afirmado con certeza es que la persona angélica posee capacidad intelectiva y capacidad volitiva, podría haber otras características, pero no se podrían afirmar con certeza.
Si una persona humana por medio de su inteligencia busca entender lo que son las cosas y entenderse a ella misma en cuanto sujeto particular que es. También la inteligencia angélica busca un entendimiento de la realidad. He aquí una notable diferencia. El conocimiento humano se desarrolla por una continuidad sensitiva-intelectual, y su dinamismo intelectual se da a modo de un discurso racional progresivo por medio de conceptos, proposiciones y diversos tipos de razonamientos. La inteligencia humana discurre racionalmente en un ir y venir de pensamientos por medio de conceptos, elaboración de tesis y antítesis, utilizando raciocinios como medios para llegar a la verdad. Igualmente, el dinamismo del intelecto humano se ve condicionado por un dinamismo cerebral.
La inteligencia angélica busca el entendimiento de la verdad sin necesidad de un conocimiento sensible, además no se ve condicionada por un órgano cerebral. Por tanto, su dinamismo intelectual no discurre racionalmente mediante una variedad de pensamientos a como lo hace el entendimiento humano. El ángel una vez creado por Dios conoce todo lo que puede conocer y lo que quiere conocer por un acto directo de su entendimiento hacia la verdad. En una competencia intelectual entre un ángel y una persona humana aun ayudándose de la mejor supercomputadora, el ángel les ganaría en el primer segundo.
La persona humana se autodetermina libremente hacia el bien o hacia el mal e igualmente hacia la aceptación del amor de Dios o al rechazo de dicho amor. En el ser humano de acuerdo a su desarrollo biológico se van madurando la capacidad intelectiva y la capacidad volitiva. A partir de tal maduración la persona humana va decidiendo qué hacer con su vida en el horizonte del bien o mal y en el horizonte de aceptar o no el amor de Dios, dándose una evolución con relación a esto último con sus respectivos avances o retrocesos.
La persona angélica también se autodetermina libremente hacia el bien o hacia el mal e igualmente hacia la aceptación del amor de Dios o al rechazo de dicho amor. Pero aquella autodeterminación no la lleva a cabo de manera paulatina a modo de una evolución con sus avances y retrocesos, sino que en el instante en que el ángel es creado por Dios, ahí mismo de acuerdo a lo que puede conocer se autodetermina hacia el bien o hacia el mal, aceptando o rechazando el amor divino en una decisión plena y total que lo lleva a una afirmación personal en el bien y en el amor a Dios, o bien, en el mal rechazando el amor de Dios de modo permanente e inmutable.
Lo dicho en el anterior párrafo da lugar a la distinción entre ángeles buenos y ángeles malos o demonios. Los primeros siempre son buenos porque ya han elegido de modo permanente, y de modo permanente ayudan a los seres humanos en su camino hacia Dios, los segundos en su autodeterminación libre permanente buscan alejar al ser humano del amor divino e incitan a la persona humana hacia el mal. Los demonios no se arrepienten porque de modo libre han decidido permanentemente no hacerlo.
Un último comentario podría ayudar a comprender esto de la autodeterminación angélica hacia el bien o el mal de modo permanente. La persona humana puede decir sí a algo y luego puede decir no, e incluso volver a decir que sí. Pero en la persona angélica su misma naturaleza espiritual lo lleva a una decisión total y plena en un sí o un no definitivo.
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