Queremos todos un México próspero, productivo, justo, sin violencia ni pobreza.
Albert Einstein el gran científico alemán y una de las mentes más brillantes, ha expresado una frase que nos da la clave de por qué no se pueden resolver nuestros problemas, así como todo lo relativo al medio ambiente. La frase a la que me refiero es contundente y debería servir para que reflexionaran muchos sobre su proceder, rectificando en beneficio de todos y de ellos mismos:
“La mente es como un paracaídas… solo funciona si la tenemos abierta.”
Y es que si no se abre la mente, se mantiene cerrada, se es incapaz de ver más allá de sus narices, es imposible un diálogo y menos a un acuerdo, porque “se montan en su macho” y no hay quien los baje de ahí. Se aplica el dicho tan conocido de “Más sabe un burro negando que Santo Tomás probando”, refiriéndose a Santo Tomás de Aquino otra de las mentes más preclaras de la historia.
Ahora lo que le impide a la mente abrirse es de lo que un sacerdote colombiano en una conferencia expresaba muy simpáticamente con mucho humor: el ego.
El ego, el amor desordenado y exagerado a si mismo (porque es bueno un amor propio sano, que no se olvide de lo indicado por Nuestro Señor, de “amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”).
Mientras predomine el ego, nunca se podrá abrir la mente, porque con el ego se dispara la ambición de dinero, poder, placer, porque se considera que se lo merece todo y en base a esto, se puede usar cualquier medio para lograrlo, lícito o no y entonces se usa la mentira la calumnia, la corrupción, el soborno, la amenaza inclusive de muerte, el despertar intereses negativos, se pasa sobre cadáveres con tal de lograr el objetivo.
Y eso es lo que está pasando en el mundo, no solo aquí en México. Los seguidores de la cultura de la muerte, las mafias de empresarios sin escrúpulos (petroleras, fabricantes y ventas de armas, farmacéuticas), las del crimen organizado, las de izquierda (masonería), no sólo se rigen por ella, sino que tratan de imponerla bajo cualquier precio, porque con ello sacian sus ambiciones y además siguen con su campaña de descristianización, pues tienen jurada enemistad eterna a la obra de Dios, a la cultura del vida y del amor.
Al tener la mente cerrada, es imposible que se percaten de lo que afirman los más notables científicos, de lo que quiero citar aquí, por ser alusivo, otra frase de Einstein:
“El hombre encuentra a dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir”
Y en otra ocasión expresa: “Todo aquel que está seriamente comprometido con el cultivo de la ciencia, llega a convencerse de que en todas las leyes del universo está manifiesto un espíritu infinitamente superior al hombre y ante el cual nosotros con nuestros poderes debemos ser humildes.”
Viene al caso referirnos aquí a un científico y astronauta mexicano notable, que al regresar con bien de su viaje espacial, dando gracias a Santa María Reina Virgen de Guadalupe en el Tepeyac en febrero del 2010, expreso a los que lo entrevistaron: “Claro que es posible el dialogo entre la fe y la ciencia. Este debe existir. Yo soy creyente, soy católico y al mismo tiempo soy científico y creo que las dos deben coexistir e interactuar. Yo estuve en el espacio y pude contemplar todo lo que hay fuera de nuestro mundo y pienso que es algo muy perfecto para que pueda ser coincidencia. Entonces yo digo, si hay Dios.”
Ahí está la diferencia, entre aquellos que tienen la mente abierta y quienes por su ego desmedido, no quieren abrirla su mente por ningún concepto y se encierran en su ambición. ¡Qué diferente seria el mundo si la mayoría tratara de abrir su mente y estar dispuesta al diálogo!
Es por lo cual, si queremos solucionar todos nuestros problemas incluidos los del medio ambiente, que son cada vez más graves, no nos queda de otra que reinstaurar la cultura de la vida y del amor, haciendo a un lado a los que se empeñan en seguir e imponer la funesta cultura de la muerte, que de momento entre otras campañas se esfuerza por imponer la ideología de género contra la vida, la familia y la libertad religiosa.
Queremos todos un México próspero, productivo, justo, sin violencia ni pobreza, de verdaderos hermanos, pues tenemos que impedir que la izquierda con sus acostumbradas mentiras y calumnias, engañando a los inocentes llegue al poder, pues de ser así pronto estaremos como los pobres venezolanos, que sufre hambre, pobreza extrema, falta de medicamentos, pero sobre todo de falta de libertad, sufriendo persecuciones violentas, con muertes a cada rato.
Hay que apoyar, si no al ideal (porque no lo hay), al menos malo y mafioso.
“Donde hay bosque hay agua y aire puro; donde hay agua y aire puro hay vida.”
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com