¿Luna de miel post-electoral? Ninguna

No, no hay la tal luna de miel, hay inquietud y muchos intentos de poner buenas caras.


Luna de miel AMLO


Veo en muchas partes la referencia a una luna de miel entre López Obrador y diversos sectores sociales, por ejemplo, el empresarial. Pero ¿hay realmente una luna de miel, entendiéndola como una mutua satisfacción tras lo ocurrido el 1 de julio? No, no la hay. Entonces ¿qué hay? Veamos.
 
La gente que entiende el comportamiento de las personas, sabe que éstas no cambian de la noche a la mañana. Y es el caso de López Obrador. Tras su triunfo electoral a lo largo y ancho del país, se ha vuelto muy cauteloso, y en general ha estado cuidando su discurso para ofrecer una imagen de buena voluntad y convivencia. Pero viendo su trayectoria de vida, es muy difícil creerle.
 
El caso empresarial es importante. AMLO se reunió con las cúpulas empresariales en las semanas últimas de campaña, y no le fue bien. no hubo enfrentamientos agrios, pero sí firmes de que mucha de su oferta de gobierno era mal vista. Mucha cortesía de ambas partes, pero no una real visión común de lo que el país necesita como fórmula de gobierno. Ofrecimientos de colaboración, pero ningún beneplácito.
 
Tampoco hay una luna de miel con otras fuerzas políticas ajenas a Morena. La campaña electoral fue mucho más que ríspida, fue de violencia verbal, descalificaciones y confrontación. Y la contraposición de ideas no ha cambiado, solamente se ha moderado, y mucho, el lenguaje.
 
Con “El Sistema PRI-gobierno” tampoco hay luna de miel, pero sí algo parecido en este caso. Las tensiones y los ataques han desaparecido. Ambas partes hacen acuerdos para una transición pacífica el 1 de diciembre. El régimen saliente parece haber bajado sensiblemente sus tensiones por las acusaciones generalizadas y particulares conocidas de corrupción y saqueo a gran escala. ¿Por qué? Pues por la oferta varias veces hecha de que no habrá persecución, que habrá perdón para los ladrones.
 
Sin embargo, si desea AMLO dar una buena imagen inicial de gobierno de que se combatirá la corrupción, deberá someter a la justicia al menos a algunos chivos expiatorios. Y el desecho PRI no podrá defenderse, bien lo sabe. Los políticos de colmillo saben como es AMLO, como podrá olvidar sus ofertas de amistad con los que se van y pegarles “con todo el rigor de la ley” y de la venganza (esa que ha repetido no habrá, y que no es creíble, conociéndolo).
 
No hay luna de miel con los gobernadores (y los partidos de oposición), las cosas empiezan mal cuando AMLO dice que nombrará a un “coordinador” de programas federales por entidad federal, quien, al tener “el poder de la firma” para manejar recursos federales, ese poder lo pondría arriba del gobernador. La repulsión contra esta idea es generalizada.
 
Para la burocracia federal las cosas están al revés, ninguna luna de miel, con la oferta de reducir sueldos, y sobre todo de descentralizar las secretarías de estado, mudar de residencia y forma de vida a miles de servidores públicos, sin que la descentralización ofrezca ventajas reales, sólo complicaciones operativas.
 
¿Y con la sociedad civil, hay luna de miel? Menos aún. La población está muy preocupada por lo que AMLO y sus más cercanos colaboradores y operadores políticos han dicho durante meses, y no esperan que cambie radicalmente de actitud. Sus ofertas populistas inquietan a muchos, que no ven el cómo se pueden pagar. Ni hay ni puede haber dinero que alcance.
 
Aunque en general sus fans no han reaccionado públicamente ante las desmentidas de ofertas de campaña, de cosas que ahora dicen no se harán, como la reducción del precio de los combustibles, sí hay una sorpresa general (que no debería de serlo, conociendo a AMLO) de cómo su equipo y su futuro gabinete dicen que no se hará lo prometido. Razonablemente se puede esperar que en los días o semanas siguientes se vayan dando más afirmaciones de las promesas que no se cumplirán.
 
Hay mucha preocupación entre quienes no votaron por AMLO, de que su gobierno sea altamente autoritario, que con el apoyo de un congreso al servicio “de lo que diga mi dedito” haga lo que le pegue en gana, ignorando objeciones de líderes y ciudadanos en general. Hay preocupación entendible de que lleve al país a un socialismo que arruine a México.
 
No, con la población, fuera de la euforia de sus simpatizantes, no hay luna de miel entre AMLO-Morena y la población. Hay mucha incertidumbre de cómo gobernará, de qué hará respecto a las amenazas de diversos de colaboradores muy cercanos, como Yeidckol o Noroña, o Sánchez Cordero. Hay preocupación entre quienes defienden la vida, el matrimonio y la familia naturales, por las amenazas de gobernar y legislar en su contra.
 
¿Y los medios de comunicación? Aquí si parece haber algunos muy contentos, o al menos dispuestos a las órdenes “del nuevo tlatoani”, especialmente las dos grandes cadenas televisoras. Pero más que luna de miel, es una percibida sumisión para no tener represalias, pues AMLO ya ha demostrado sus prácticas revanchistas contra quienes lo critican. La sensación es de un “a sus órdenes, señor presidente electo”. Pero los más influyentes columnistas no se amedrentan.
 
No, no hay la tal luna de miel. Hay inquietud y muchos intentos de poner buenas caras y de desear que se puedan conciliar muchas de las ofertas indeseables de campaña de AMLO. De cualquier forma, hay una distensión política muy buena para sentarse a platicar, a opinar y a decir: “disculpe presidente electo, pero no puede ser como dice”.

 

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