La oposición de los sin partido

“Por el bien de todos, primero los pobres”. El bebé en el útero es vulnerable, pobre, dependiente.


Entrevista a Olga Sánchez Cordero


Escuché recientemente una entrevista a la ministra Olga Sánchez Cordero, senadora electa y futura Secretaria de Gobernación del país, y después me di a la tarea de escuchar otras entrevistas. Por supuesto, hay propuestas bien interesantes y que espero pronto se concreten y que tienen como común denominador la búsqueda de “justicia social”. No soy amigo de decir que la búsqueda de justicia social sea propia ni exclusiva de la izquierda: leer a Ambrosio, a Juan Crisóstomo, a Cipriano o a Basilio, por mencionar cuatro grandes Padres de la Iglesia, nos hace pensar que el afán de reivindicación de los excluidos, pobres y marginados no comenzó con Marx, más aún, Marx mismo se ve rebasado por la más bella tradición del cristianismo.

Quiero más bien ir a dos puntos -incipientes ciertamente- en las declaraciones de la ministra Sánchez Cordero a Ciro Gómez Leyva, pero que ahí están y merecen un comentario:

La ortotanasia puede ser entendida como el no ensañamiento o encarnizamiento terapéutico, y en este sentido, estoy de acuerdo con esa postura. Es lícito renunciar o suspender aquellas terapias que hacen uso de medios desproporcionados para mantener artificialmente la vida, en vez de aceptar la muerte como límite natural. La eutanasia, en cambio, supone una interrupción de la vida, implica causar la muerte. Sánchez Cordero, al hablar de la Ley de Voluntad Anticipada, dice que ella NO promueve la eutanasia, sino la ortotanasia.

Por otra parte, ella juzga una buena medida la interrupción del embarazo antes de las doce semanas. Su argumento es que así como se puede donar órganos cuando hay muerte cerebral certificada por dos médicos, así también, puesto que no hay actividad cerebral en el feto antes de las doce semanas, se puede interrumpir del embarazo antes de las doce semanas sin sancionar con pena privativa a quien aborta. Esto merece, al menos, dos acotaciones: a) los estudios científicos más recientes y más prestigiados realmente muestran que las primeras sinapsis y los primeros movimientos corpóreos dirigidos por la actividad cerebral, durante el primer trimestre del embarazo, son muchos, son sorprendentes y son fundamentales para el resto del desarrollo del bebé; b) interrumpir la vida del nasciturus es -de acuerdo a la propia distinción que hace la ministra- un acto de eutanasia, no de ortotanasia, por algo se le llama “interrupción legal del embarazo”, es decir, se reconoce que es formalmente una interrupción de un desarrollo vital. Y esta contradicción hay que señalarla: sí está a favor de la eutanasia.

Entonces, por consistencia argumentativa ella debería aceptar (si está a favor de la interrupción del embarazo) que también se pueda interrumpir la vida del enfermo terminal o del anciano (eutanasia), o bien debería decantarse por la no interrupción del embarazo (si está en contra de la eutanasia); pero no se pueden sostener simultáneamente, por las razones que ella da, la sola ortotanasia y la no eutanasia al enfermo terminal a la par de la validez jurídica de la interrupción legal del embarazo.

Y eso, ¿qué tiene que ver con usted, conmigo, con mi vecino, con todos aquellos que no estamos en los partidos que ganaron o en los partidos que perdieron? Me llaman la atención esos medios de comunicación que llaman a los partidos que pierden: “la oposición”. No, simplemente no me gusta que los perdedores acaparen para sí y en exclusividad el rol de opositores.

La oposición es esencial a la democracia. Uno se opone a lo que considera injusto, a lo que mina derechos a los más vulnerables, a lo que es alevoso. En muchas ocasiones la oposición es inicialmente una posición, que vista en relación a otra, se denomina oposición. Y en una República laica e incluyente, como la nuestra, cabemos todos; todas las posiciones, mientras respeten el marco de derechos humanos, son y deben ser bienvenidas.

Me encanta escuchar de la ministra Sánchez Cordero que es una mujer que defiende la universalidad de los derechos humanos, me gusta su afán de justicia social y de justicia para los más desfavorecidos. Una de las frases más logradas de Andrés Manuel, y la cual suscribo totalmente, es que “por el bien de todos, primero los pobres”. Mi postura, como lo he expresado en algún foro, es que el bebé en el útero es vulnerable, pobre, dependiente, incluso, discapacitado, pues temporalmente no puede realizar sin ayuda ni asistencia de otro los actos básicos para mantenerse en vida. En el útero está el más débil socialmente, el más frágil, el que precisa más atención por parte de la comunidad y del Estado. Por el bien de todos, primero ellos: los que no tienen voz, los que no se pueden defender, los más vulnerables. Por el bien de todos, primero la vida.

 

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