Aquí estoy, a horas de votar y sin tener todavía una idea clara.
A unos días de la votación, todavía no sé por quien votar. Debería darme vergüenza, pero veo que los encuestadores reportan una gran cantidad de indecisos. Algunos hablan hasta de un 25% a 30% de dudosos. Suficientes para dar la vuelta a cualquier mayoría que los encuestadores hayan detectado. O sea que no estoy solo. Claro, todos los encuestadores tratan de explicar este fenómeno. Hay quien dice que en realidad es gente que no va a votar, pero que no quiere decirlo. Otros dicen que los indecisos votarán del mismo modo y en las mismas proporciones que el resto de sus muestras. De donde sacan estas explicaciones, no lo sé.
No es mi caso. Yo voy a votar. Yo me he informado, he leído sus propuestas, he visto sus debates, he revisado sus antecedentes. Hasta me he atrevido a opinar sobre ellos, que Dios me perdone. Y conozco a otros como yo. Que estamos auténticamente confundidos, totalmente confundidos, irremediablemente confundidos.
Detrás de mi confusión hay motivos. El más fuerte es que no les creo. Nos han mentido tanto que ya no tienen credibilidad. Cuando uno me dice que es Profamilia, o que quiere promover a los empresarios, que nos permitirá libertad de opinión, que ahora sí no admitirá la corrupción o la impunidad, no puedo creerles. Sé que sus costosos asesores en mercadotecnia política les han dicho qué es lo que queremos oír.
Tampoco puedo creer en la factibilidad de sus propuestas. Ni siquiera en sus diagnósticos de la situación del país. Nos han mentido tanto… Y, como decía mi abuelo campesino, la mula no era arisca. Conste que eso de mula lo digo por mí, no por nadie más. Y los expertos no me sacan de la duda. Cada candidato presenta expertos que lo avalan, aunque ofrezcan propuestas muy diferentes. Hasta pienso si no venderán sus servicios de avalar propuestas. Mal pensado que es uno.
No me ha servido de mucho pedir consejo. Gente con la que comparto creencias e ideales, opina en sentidos muy diferentes. Otros, que no los comparten, pero a los que quiero y respeto por su honestidad y su bondad, tampoco me dan una guía clara.
Total, que aquí estoy. A horas de votar y sin tener todavía una idea clara. Creo que cada uno tendrá que encontrar su camino para decidir. Yo voy a ver los antecedentes de cada candidato. Para mí es muy importante ver quienes están en sus equipos, porque nos gobernarán grupos, no un individuo por más presidente que sea. Me interesa saber si busca dar mayor poder al gobierno y cuanto poder pide para su puesto. Si acepta contrapesos. Si cree, en la práctica, en la democracia pura y simple, sin adjetivos como dijo Enrique Krause. Si acepta sus errores y no se molesta si se los señalen En particular, si está de acuerdo con la libertad de expresión, de emprender, el derecho a la propiedad privada. Cuanto poder pide para él y su gobierno. Y muchas cosas más. Esa en mi manera de reflexionar. Pero no la quisiera presentar como una receta. Creo que cada uno debemos buscar nuestra reflexión, aquella que nos satisfaga y nos deje tranquilos.
Y si ocurre, como no sería raro, que aún no salgo de dudas, entonces pediré a mi padre Dios que me ilumine para que tome la decisión que deje más paz. Y que me dé la gracia de aceptar que, aunque me equivoque en esta elección, me quede la tranquilidad de conciencia de que hice mi mejor esfuerzo por votar bien y no me recrimine a mi mismo por los resultados que obtengamos. Que Dios nos bendiga a todos.
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