El resultado es bueno por donde se le quiera ver. Habrá que esperar el tercer debate.
Siguen llegando los datos del segundo debate lo que indica que no fue un evento cualquiera. A continuación algunos balazos de lo que anda en el ambiente.
– La comentocracia nunca está contenta con el desempeño de los candidatos. Si no hay golpes dicen: “ni se tocaron, muy aburrido”; si hay golpes es el reverso: “puro golpe, faltaron las propuestas, es un claro indicador del bajo nivel de la contienda”.
– Sebastián Garrido (@segasi) publicó en la página de Nexos el día de ayer algunas estadísticas que vale la pena conocer:
Todos los candidatos hablaron más en el segundo debate que en el primero (cabe recordar que en el primero eran cinco y en el segundo cuatro). Por supuesto AMLO es el que menos habla de los cuatro, pero habló 417 palabras más que en el primero por 385 de Meade, 196 de Anaya y 73 de El Bronco.
El número de palabras pronunciado por los moderadores de cada debate también es significativo: Sergio Sarmiento 1044, Azucena Uresti 1580, Denise Maerker 1887, León Krauze 2340 y Yuriria Sierra 2606 (esto arroja que Yuriria habló más que Andrés Manuel López Obrador).
Desde mi punto de vista los equipos pueden sentirse satisfechos pues los candidatos (con excepción del Bronco), tuvieron un desempeño que me pareció mejor que el anterior. El formato, salvo la parte de los ciudadanos que resultó deslucida, favoreció a los candidatos, pero destacaría lo siguiente:
−AMLO regresó a ser el hombre de los chistines. Es claro que el de la cartera lo ensayó, sabía que iba a suceder, que alguien se le acercaría. Imagino que para la gran cantidad de académicos que son fanáticos del tabasqueño sus intervenciones fueron geniales: “Ricky riquiín canayín”, “canallita”, “mafia del poder”, “estoy bateando 300, macaneando”, o aquella, francamente de carcajada ,de que iba a unir Asia con la costa este de Estados Unidos . Los momentos cómicos corrieron a su cargo, lo cual seguramente les quitó a varios de sus seguidores la preocupación de que echara todo a perder.
−El caso de Meade me parece que fue el que más sorprendió. Si bien no es el hombre de los chistines sí mostró sentirse seguro y ligero en los temas, atacó a sus adversarios y se desplazó con naturalidad por el escenario. Al no tener la facilidad de Anaya para la retórica, supo destacar en el conocimiento técnico de las materias que se tocaban. Lo que no entendí es por qué no aceptó que fue un error lo de Trump, le hubiera dado una buena nota.
−Anaya estuvo muy bien como se esperaba, pero en efecto dejó en claro que es un robot y que si dice “carajo” es algo que nadie le cree porque se sale de su perfección en el escenario. No pierde pero no gana. Confrontó directamente pero dejó en claro lo que sabemos: es un gran polemista pero un mal candidato.
Si bien hubo una fuerte crítica a los moderadores por inmoderados, creo que es mejor acostumbrarnos a que los periodistas no son lectores de preguntas sino profesionales dispuestos a cuestionar. El resultado es bueno por donde se le quiera ver. Habrá que esperar el tercer debate.
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com