La popularidad de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Parte tres

Porque AMLO maneja en sus discursos no razonamientos, sino sentimientos de rencor e ilusión.



Es de mentalidad popular que los políticos son corruptos, esto genera una gran indignación en la sociedad mexicana. Y el sueño del mexicano es que no lo sean o, por lo menos, como se llega a decir: “que roben, pero que hagan algo por el pueblo.”

 

AMLO explota aquella indignación y aquel sueño a su favor prometiendo que, si llega a ser presidente de la República Mexicana, toda su administración será honesta. Ante esto, el niño inteligente haría estas eminentes preguntas: ¿cómo será eso posible? ¿La palabra de AMLO es palabra divina para que en el sistema político mexicano en su praxis ahora sea honesta? Lo anterior recuerda a la famosa “Renovación Moral” de Miguel de la Madrid Hurtado en los hiperfabulosos 80´s que nunca llegó a la dinámica de los funcionarios públicos y la tan odiada corrupción continuó, como hasta ahora.

 

El discurso de AMLO manipulando las palabras: esperanza, pueblo y corrupción; se han vuelto un capital que bien ha explotado a su favor. A lo anterior se le suma la imagen de relacionar a AMLO con aquellos que han sido víctimas de la profunda desigualdad económica en México.

 

La pobreza y la desigualdad económica en México ha avanzado a grandes pasos desde la crisis de 1982 hasta la fecha. Generaciones de mexicanos han crecido con la palabra “crisis” y han enfrentado la grave disminución del poder adquisitivo del salario doméstico -que en comparación con los grandes salarios y prestaciones que reciben los políticos, resulta una grave injusticia social-, junto con las precarias oportunidades de trabajo. Algunos estudios dicen que 7 de cada 10 mexicanos que nacen pobres, en toda su vida serán siempre pobres.

 

El discurso de AMLO relativo a la pobreza y desigualdad económica en México adquiere una perspectiva popular cuando AMLO arremete en contra del costo económico de avión presidencial y en contra de las pensiones de los expresidentes. AMLO es muy hábil cuando habla de lo anterior, se vale bien de la figura presidencial muy desgastada en estos momentos para hacer críticas, denuncias y promesas. AMLO se presenta como el presidente que no malgastará el dinero del pueblo. Y como él lo dice entonces hay que confiar. Mucha gente ante lo anterior razona así, “vale la pena arriesgarse, sino cumple ni modo”. ¿Por qué mucha gente razona de este modo ante los discursos de AMLO?

 

Porque AMLO maneja en sus discursos no razonamientos, sino sentimientos de rencor e ilusión que el pueblo mexicano tiene actualmente como sociedad y los capitaliza a su favor.

 

Si el poder adquisitivo de un senador o de un diputado es una grave injusticia social en comparación del poder adquisitivo de una secretaria, de una maestra -sea de educación básica o media superior- y de la gran mayoría de los mexicanos. A lo anterior se le suma también la gran diferencia entre el poder adquisitivo entre un empresario y sus empleados. Esto también es bien aprovechado por AMLO cuando critica a los empresarios acusándolos de empobrecer al pueblo de México en gran medida. Consecuencia para la imagen política de AMLO, éste candidato está a favor del pueblo, es decir, de los que ganamos menos. Claro, AMLO en un discurso pragmático matiza sus afirmaciones con la palabra “algunos”; “algunos empresarios empobrecen a México, no todos”. Otra vez el niño inteligente haría las siguientes preguntas: ¿Quiénes son según AMLO los buenos y los malos empresarios? ¿Bajo qué criterio se clasifica a unos y a otros?

 

Durante el siglo XX, cuando la política mexicana era regida por el PRI, en tiempos electorales para la presidencia de la República se hablaba del “bueno”. Y así, los diversos líderes de asociaciones ligadas al PRI decían a sus agremiados: “ya saben, hay que votar por el “bueno”, no por otro”. Y no sólo en las asociaciones, cuando había un mitin en favor del candidato del PRI a la presidencia se habla del “bueno” ¿Quién era el “bueno”? Lógicamente el candidato del PRI. Lo anterior no dejaba de ser una estrategia para fortalecer popularmente a ese candidato.

 

Ahora AMLO como bien aprendió hacer política en tiempos en donde el PRI regía el quehacer de la política mexicana en el cada vez más viejo siglo XX, un lema a su favor es: “hay que votar por ya sabes quién”. La frase ha pegado tanto a nivel popular que, si el autor de estas líneas en su face book dice que va a votar “por ya sabes quién”, aparecerían una muy buena cantidad de críticas por los anti- AMLO, eso sin contar una buena baja de amigos en el face. De nueva cuenta, en este 2018 parte del siglo XXI, una veja estrategia del PRI hace su aparición para fortalecer popularmente a “ya sabes quién”

 

Continuará…

Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla carlos.ramos@upaep.mx

 

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