Los problemas reales del país –y del mundo- son la alimentación, el abastecimiento de agua y conocer y mantener nuestra identidad.
Ahora que algunas personas se van a postular como gobernantes, presidentes municipales, alcaldes, regidores, senadores y diputados, es la hora de conocer las necesidades reales del país. Muchas personas que detentan el poder se centran en el presupuesto y en el gasto corriente pero no piensan en estrategias políticas, ecológicas, económicas y sociales para generar desarrollo. Los problemas reales del país –y del mundo- son la alimentación, el abastecimiento de agua y conocer y mantener nuestra identidad. La alimentación transgénica es pésima, provoca cáncer (lo demostraron científicos de Francia), desnutrición y más enfermedades. Estados Unidos quiere que las naciones renuncien a su soberanía alimentaria. Japón no cedió ante la presión de no sembrar arroz para luego importarlo. México no puede ceder en no sembrar frijol y maíz -alimentos básicos- para que se lo compremos a Estados Unidos, y luego, ¡además!, nos lo mandan tratado para que no germine y así seamos dependientes. Tener agua es una necesidad básica para la supervivencia; ningún pueblo puede vivir sin ella, pero si un político es traidor va a ceder –por unos cuantos pesos- ante la presión de quienes desean apoderarse del agua para luego venderla cien veces más cara.
Existe una ideología norteamericana – la “perspectiva de género”- que tiene ese objetivo. Muchos políticos e ideólogos hablan de ella como si la conocieran, o la conocen en sus mínimas dimensiones, entonces “creen malamente” que se trata de dar más espacio laboral y de poder a las mujeres, cuando en realidad la perspectiva de género quiere robar la identidad de las personas, al grado de que no sepan ya si son hombres, mujeres o animales.
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