Es demasiada la responsabilidad a la hora de votar porque está en ello el destino de millones de mexicanos que han trabajado muchos años por un mejor país.
Aún en los más grandes y modernos aviones de nuestra tecnológica época, los capitanes sufren cuando un aterrizaje se efectúa con vientos cruzados, y existe el riesgo de acabar estrellándose o al menos fuera de la pista con resultados que pueden ser catastróficos.
Pues tal parece que nuestro país se encuentra a punto de aterrizar en unas elecciones con vientos cruzados, porque se percibe en el ambiente una sensación de que estamos volando en medio de una gran inestabilidad, y siendo atacados por vientos cruzados, y el aterrizaje puede resultar catastrófico si no se toman las decisiones correctas.
Se percibe un ambiente muy nublado por una inseguridad cada vez más presente, una violencia como la que no se había vivido anteriormente, sumado a una tensión económica por las políticas que Washington esta tratando de implementar contra los inmigrantes y las modificaciones que pretende hacer al Tratado de Libre Comercio, que podrían ser muy perjudiciales a nuestro país, y ahora se suma a lo anterior la incertidumbre electoral.
Andrés Manuel López Obrador lleva mucho tiempo en una campaña permanente, sin ocultar nunca que su objetivo es llegar a la presidencia de la república, mientras que los otros candidatos han pasado por diferentes etapas que les han dado una desventaja sensible.
Ricardo Anaya fue elegido en medio de una crisis en el PAN originada tanto por las criticas recibidas por haber hecho una alianza con el PRD, partido que en el papel luce como totalmente opuesto a la ideología tradicional del partido azul, como por no haber operado mecanismos democráticos que hicieron que su principal contrincante Margarita Zavala saliera del partido y se constituyera en candidato independiente.
En cuanto al partido en el poder, el PRI, seleccionó a José Antonio Meade, un funcionario que goza de prestigio, pero que no es realmente militante del partido y tiene en ese sentido poca experiencia en el manejo popular.
Así a primera vista todo parecería indicar que como se dice popularmente, que Andrés Manuel va en caballo de hacienda, sin embargo, con su muy personal estilo de ser, en su estrategia de enfrentamiento con lo que llama la mafia del poder, su falta de tacto para con los empresarios, que representan una fuerza clave para la economía del país, y en su mal manejo del primer debate hacen que muchos de los indecisos empiecen a pensar si realmente sería la opción que traería un cambio positivo.
El gran porcentaje de ciudadanos que apoyan a Andrés parece ser el más compacto, y es casi un hecho que tiene esos votos asegurados, por su parte el candidato del PRI no ha mostrado el carisma que se necesita para generar entusiasmo en en las presentaciones masivas, y Ricardo Anaya dio un buen golpe la ser el mejor en el debate, e inclusive salió bastante bien librado de las acusaciones de sus adversarios. De los candidatos independientes podemos decir que sus posibilidades son casi nulas y sería una sorpresa mayúscula verlos aparecer con números competitivos en las encuestas.
Según parece para enfrentar esta inestabilidad producida por estos vientos cruzados de la política, se va generalizando la opinión de que por un lado están los partidarios de Andrés Manuel decididos a permanecer fieles a su candidato, y el resto que se va enfocando para apoyar al que sea un claro segundo lugar, que parece por las encuestas será Ricardo Anaya.
Espero que con el avance de los tiempos electorales los mexicanos vayamos evaluando no solamente la imagen del candidato, sus cualidades y capacidades, sino lo que está detrás de ellos en cuanto al sistema de gobierno que proponen, y a las personas de las que se han rodeado para formar su equipo.
No hay que olvidar que durante un aterrizaje con vientos cruzados hacer un viraje en el sentido equivocado puede llevar a un resultado catastrófico. Es demasiada la responsabilidad a la hora de votar porque está en ello el destino de millones de mexicanos que han trabajado muchos años por un mejor país, por lo que hay que ser muy analíticos y no dejarse llevar por sentimientos como la frustración y el odio a la hora de tomar decisiones.
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