En la entrevista de esta semana con Meade, creo que el candidato salió ganón en mucho.
Parece que José Antonio Meade ha cambiado la estrategia. Por lo pronto sí hay un nuevo candidato del que habíamos visto antes. Ayer en estas páginas Risco tituló su artículo de la siguiente manera: ‘El nuevo Meade, el mismo PRI’. El título es tan bueno que me ahorré la lectura del artículo. Pero en efecto, parece que el candidato priista está decidido a dar la batalla.
José Antonio Meade hasta hace poco tiempo parecía ser un candidato tieso, aburrido. Lo peor que le pudo pasar es tener enfrente a otro nerd como Anaya. Juntos son un Nembutal.
Debe ser difícil representar al PRI en esta campaña. Es el partido odiado, tiene más en contra que a favor. Pero Meade se aventó a representarlo. A cualquiera se le antoja que es una apuesta perdedora, pero la política tiene su cara de casino: quien apuesta mucho, gana mucho o pierde mucho. Y ‘Mit’ –como le dice López Obrador– apostó mucho. De ser un funcionario capaz y reconocido, ahora es un hombre metido en una vorágine de ataques y descalificaciones. Las candidaturas suelen ser un sueño anhelado que se convierten en una pesadilla insoportable.
Entre las cosas que hemos ganado los mexicanos en las campañas está la exposición de los candidatos y sus voceros en los medios de comunicación. Hay más mesas de debates que vendedores de tamales oaxaqueños en la Ciudad de México. Los candidatos también se han sometido a una campaña distinta, comparecen ante auditorios de organizaciones civiles en diversas temáticas, foros empresariales y estudiantiles. También los medios ‘tradicionales’ han cambiado. Ahora los canales de televisión ofrecen una serie de entrevistas grupales de lo más variado. Entre ellas está el famoso Tercer Grado, de Televisa, que muchos tachan de ser programa descafeinado. También hay una de Milenio televisión que es una suerte de madriza tumultuaria en modalidad de entrevista. Sorprende ver gente que uno pensaba mesurada convertidos en porros de la Rebel de los Pumas o de la Monumental del América. Así vemos a Jesús, El Mosh, Silva Herzog; a Carlos, El Cadenero, Puig; a Héctor, El Sacamaloras, Aguilar; a Azucena, La Mataviejitos, Uresti; a Juan Pablo, El Pozolero, Becerra y a un conductor. La verdad es que son muy buenos programas en los que hay inteligencia y pasión. Se arrebatan la palabra para preguntar, son incisivos, el que no saca el picahielo, trae un puñal y se turnan el hacha para destazar a sus entevistados. Pero eso mismo nos permite ver los reflejos de los invitados.
En la entrevista de esta semana con Meade, creo que el candidato salió ganón en mucho. Se le pueden criticar sus “pérame” pero eso solamente es una anécdota de un programa en que el asunto era sacarle algo al entrevistado y él tenía que defenderse y tratar de ordenar los argumentos, evasivos y retóricos varios de ellos, pero no se debe olvidar que se está ante un político. No es políticamente correcto echarle flores a un priista hoy en día, pero vimos a un Meade completamente diferente. Alguien que quiere dar la cara, que está dispuesto a pelear por su nombre, a sacudirse la formalidad de funcionario y a mostrar los dientes en la pelea. Ante la pereza electoral de Anaya y la suficiencia de López Obrador, parece que alguien quiere ponerle sal y pimienta a la campaña y, para sorpresa de muchos, parece que será ‘Mit’.
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