En las redes sociales sus fanáticos vapulean a quienes están contra él con los peores calificativos.
¿Será guerra sucia decir que AMLO se retiró el 13 de abril de la reunión a que lo invitaron los obispos del país para que les expusiera su plan de trabajo, y cuando le hicieron preguntas sobre violencia y seguridad, eludió responderlas y se salió sin despedirse?
Repitió el chistecito el domingo 22; al terminar el debate, se salió enfurruñado del Palacio de Minería. Tampoco se despidió, se llevaba el micrófono inalámbrico y ni caso les hizo a sus fans que lo aclamaban a la salida.
Sin duda los prelados informaron al Sumo Pontífice que les dijo que lo invitaría a participar en una mesa redonda sobre cómo pacificar a nuestro país, como si fuera uno de sus achichincles incondicionales.
El contundente llamado del Papa Francisco a que López Obrador no siga utilizando su nombre es un mentís que no podrá quitarse; sólo falta que lo atribuya a una guerra sucia desde el Vaticano.
Su supina intolerancia refleja que no soporta a nadie que discrepe mínimamente de él, porque es autoritario y va que vuela para déspota y dictador.
Si no respeta al Papa ni a los líderes de la mayoría católica de los mexicanos, cómo quiere que votemos por él. No podrá ni argüir que lo hacemos porque él pertenece a la secta de los adventistas del séptimo día, aunque el jueves 26 mintió al decir que es católico y busca los votos de todos los cristianos.
Eso comprueba que dice a todos los auditorios lo que desean que les diga; pero se enoja cuando le piden más luces sobre temas cuyas verdaderas intenciones no puede revelar.
¿”Esa es guerra sucia, propaganda negra y de lodo” en su contra, porque encabeza las encuestas, como se queja? Es lo que él mismo siembra, bien dice un refrán: “siembra vientos y cosecharás tempestades”. O “el pez por su boca muere”.
Ni a los obispos ni en el debate quiso explicar la amnistía que propone para los narcos. Que se la dilucide a las madres de 3 estudiantes tapatíos de cine, asesinados y disueltos en aceite por una mafia. ¿Acaso piensa que ellas le darán sus votos?
Como ve que su estrella declina, lloriqueó por un spot en que el PRI invita a la gente a escoger entre “Miedo o Meade”, afirma que él patrocina la violencia de la CNTE, pues ésta saboteó el mitin de J. Antonio en Puerto Escondido, Oaxaca, y AMLO se negó a demandar cesaran esos ataques.
El INE no se plegó a sus caprichos: no prohibió el spot ni cambió a los moderadores del debate del 20 de mayo en Tijuana, que también solicitó.
Quiere que todos se plieguen a sus designios. Imaginémoslo en Palacio Nacional.
Pero sí patrocina que la CNTE deje sin clases a 4 millones de niños de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán, para que siga vendiendo las plazas de maestros, no se capaciten ni los evalúen y continúen contagiando su ignorancia a los futuros hombres de México.
Lo que pasa es que ya anda todo turulato por todas las broncas en que él mismo se mete
Se quejó por un video sobre el Populismo en Latinoamérica, con fotos de Hugo Chávez, Perón y Lula. No lo menciona pero le viene como anillo al dedo, muchos autobuses lo propagan. Netflix y Cinépolis negaron haberlo producido.
Cinépolis teme, y con razón, que les envíe mesnadas de fanáticos a sabotear la proyección y destrozar en las salas, y después salga con que él no es nadie para contenerlos.
En vez de seguir de seguir sembrando miedo y pisoteando la libertad de expresión, que asuma su responsabilidad por insultar a opositores y gobernantes.
Tiene miedo que lo bajen, como en 2006, cuando se divulgó que es “un peligro para México”, insultó al presidente Fox con “Cállate chachalaca”, mandó al diablo a las instituciones y hasta protestó como “presidente legítimo” con un banda presidencial de caricatura.
Se compara con los prohombres de México: Juárez, Hidalgo, Madero y Cárdenas. Mas ellos no se quejaron ni insultaron a sus críticos; eran hombrecitos, y eso le falta a él.
Si ahora se manifiesta contra la libertad de expresión, ¿qué no haría como Presidente?
Sigue quejándose de que le echaron montón en el debate y lo atacan por ser el puntero en las encuestas, y de que es víctima de la guerra sucia de los presidenciables, periodistas y opositores en general.
Es más: acusa de criminales a quienes no están con él.
Flaco servicio le hizo Paco Taibo Jr., al decir que cuando AMLO sea Presidente expropiará las fortunas que no se le alinien. Ahí quedó claro lo que dice a sus más cercanos, y los acaudalados ya saben qué les espera.
No se tienta el pecho para llamar al presidente Peña Nieto “el huachicolero mayor”, mafia del poder y “puercos, cochinos, cerdos y marranos” a adversarios, “fifís” y “pirruris” a la sociedad civil, “señoritingo” a Meade y “ternuritas” en general a los candidatos que lo critican.
Se cree con derecho a hacer lo que le dé la gana, pero quienes no lo apoyan no deben levantar la palabra en su contra.
Guay de los analistas que lo censuren o reconvengan, los llena de improperios, y enseña que si ganara la elección presidencial, arremetería contra sus atacantes, y adiós libertades.
Le enerva le llamen populista; Dios nos libre de que lleguemos a padecerlo, como Venezuela, que no soporta a Maduro y Nicaragua, de la que se apoderó Daniel Ortega, presunto sandinista que luchó por derrocar a Somoza, y a la larga fue para sustituirlo.
En las redes sociales sus fanáticos vapulean a quienes están contra él con los peores calificativos. Si después del debate les aconsejó actuar con ética, valores y respeto, fue sólo de palabra y para taparle el ojo al macho, porque antes les dio la consigna de no dejar títere con cabeza.
N. B.- Acusan a Javier Lozano Alarcón de haber recibido en obsequio una camioneta de más de millón de peso del jefe de guachicoleros, Anthón Muñoz Bravo, “El Cachetes”, cuando era jefe del despacho del gobernador de Puebla. ¿Valdrá llamar al vocero de Meade “el huachicolero mayor”?
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com