“Los miembros de la oposición somos sujetos de violaciones, persecuciones, ataques, asesinatos, encarcelamientos, de manera despiadada y desproporcional, por parte del gobierno de Nicolás Maduro” asegura la diputada venezolana, Gaby Arellano.
El próximo 22 de mayo Venezuela elegirá a quien será su presidente por los próximos seis años. El actual mandatario, Nicolás Maduro, busca la reelección en unos comicios que han sido calificados de fraudulentos por la oposición, y por gran parte de la comunidad internacional.
En entrevista con Yo Influyo, la diputada Gaby Arellano, de la Asamblea Nacional de Venezuela, quien también es dirigente del partido Voluntad Popular, explica las razones por las que la Mesa de Unidad Democrática, que agrupa a los principales partidos opositores, decidió no participar en los comicios.
¿Cómo vive la oposición este proceso electoral?
Es importante dejar claro a la comunidad internacional que no es un proceso electoral. Que nuestro reglamento interno, nuestra ley orgánica y nuestra Constitución, establecen una serie de procedimientos que han sido vulnerados, pisoteados, por parte de quien lamentablemente está al frente del poder ejecutivo.
El evento no lo convoca el poder electoral, lo convoca la Asamblea Nacional Constituyente, que es un órgano ilegítimo de origen y desempeño, y que no ha sido reconocido ni por el congreso venezolano ni por la comunidad internacional, desde su fraudulenta instalación en 2017.
La Constituyente no tiene entre sus roles convocar a elecciones, tiene como función crear una nueva carta magna, no suplir funciones del poder legislativo, del Tribunal Supremo de Justicia, ni del ente electoral, que es lo que ha venido sucediendo.
¿Por qué otras razones consideran esta elección como fraudulenta?
Nuestra Constitución dice que una elección presidencial debe ser convocada con siete a ocho meses de anticipación, por lo mínimo. Esta elección, este fraude, fue convocado el 23 de enero de este año para el 20 de abril y, luego, en el transcurso de los días, fue cambiada para el 22 de mayo.
No es una elección porque no se permitió competir a todos los actores políticos. Los dos Partidos más importantes que tiene la oposición venezolana, Primero Justicia y Voluntad Popular, fueron anulados y considerados como células terroristas. También han inhabilitado y encarcelado a sus principales líderes, está el caso de Leopoldo López y Henrique Capriles, María Corina Machado y otros dirigentes, que son de los primeros que cuentan con el respaldo de la mayoría del pueblo.
Es decir, no hay libertad de participación, no se permiten los derechos políticos a las organizaciones partidistas en igualdad de condiciones, no se respeta el cronograma electoral y no está convocado por el ente electoral. Por lo tanto, no es una elección y así lo hemos denunciado en las instancias internacionales.
No obstante, uno de los líderes de la MUD, Henri Falcón, decidió abandonar la unidad para lanzarse como candidato presidencial ¿Cómo tomaron esta decisión?
Henri Falcón, en efecto, fue hasta finales de 2017 miembro de la coalición opositora. Pero, al no cumplir con la estrategia unificada de no reconocer un fraude y ser parte de una pantomima, de lo que Maduro define como una elección, está claro que Henri Falcón no responde a los intereses de la gran mayoría pueblo venezolano y no responde a lo que establece nuestra estrategia en el marco de nuestra Constitución.
Porque este fraude del 22 de mayo lo que más vulnera son los derechos constitucionales y los marcos internacionales, ya que tampoco se permite la observación internacional como lo establecen los convenios que Venezuela ha suscrito ni los procedimientos de verificación, ni siquiera la tinta indeleble”.
Una de las peticiones principales de la oposición era la convocatoria de elecciones
Este proceso tiene todas las características de no ser un proceso electoral de la envergadura de una elección presidencial que, en efecto, siempre ha sido nuestra exigencia, nuestra petición de los últimos años.
Lamentablemente el régimen, después de boicotear el diálogo que, con mucho esfuerzo, la comunidad internacional trató de llevar en República Dominicana, lo que ha hecho es cerrar cada instante, minuto a minuto, todas las libertades y todos los derechos. Y después de la victoria de la oposición en 2015, secuestró un derecho universal como lo es el voto de ciudadano. En Venezuela no hay una elección, porque no se respetan los mínimos establecidos para tal.
¿Esta convocatoria cierra, entonces, cualquier posibilidad de diálogo con el gobierno?
El régimen se burló en 2016 del papa, en un diálogo que el mismo Santo Padre impulsó y a finales de 2017 toda la comunidad internacional, recordemos que su canciller fue uno de los principales impulsores de esa mesa y se burló, no de la oposición, porque ese diálogo no era gobierno-oposición, era con toda la comunidad internacional.
El régimen de Nicolás Maduro no respeta a los demócratas en nuestro país, por eso somos sujetos de violaciones, persecuciones, ataques, asesinatos, encarcelamientos, de manera despiadada y desproporcional.
Pero tampoco reconoce a instituciones de prestigio como la Iglesia Católica, se ha burlado del Santo Padre y de la comunidad internacional. El régimen de Maduro ha sido quien, principalmente, boicotea los principios de negociación de diálogos internacionales que se han planteado en los últimos años.
La oposición, representada en el poder legislativo, ha intentado, por todos los mecanismos democráticos, que haya una salida al sistema tiránico que hay en nuestro país.
Pero ha sido quien hoy oprime al pueblo venezolano, viola sus derechos políticos y lo tiene condenado al hambre, quien cercena estos derechos. En Venezuela hay un estado forajido, un narcoestado, que responde a los intereses internacionales más oscuros.
Entonces ¿No ven ninguna posibilidad de que Henri Falcón o algún otro candidato gane la elección?
No. Primero porque la gran mayoría del pueblo venezolano no cree ni confía en el ente electoral que lleva este fraude. De ahí que la participación no depende de Henri o de otro ‘pseudocandidato’. Depende de la confiabilidad que tiene el ciudadano común hacia el ente que, en teoría, regula el proceso.
Pero como el poder electoral no es imparcial ni transparente, no fomenta la participación. Al contrario, fomenta la desconfianza y el régimen viola a cada instante el secreto al voto.
Lo hemos visto a través del control social del ‘Carnet de la Patria’, que otorga algunos beneficios mínimos a quien esté subordinado al partido del gobierno. El que tenga esta identificación tiene un mínimo derecho a alguna alimentación que le llega escasa o que tiene algunos mínimos beneficios, yo le llamo ‘mínimas limosnas’.
Con estos antecedentes ¿Qué participación se espera de los ciudadanos?
No hay por parte del pueblo venezolano un respaldo a esta elección y así se verá, como pasó el 30 de julio de 2017, un proceso ‘pseudoelectoral’ donde no participó ni el 10 por ciento del padrón electoral.
Aquí, en este proceso electoral, se calcula que no se llegue ni siquiera al cuatro o cinco por ciento del padrón. Los venezolanos saben que no respetan el derecho al voto, no respetan el secreto del voto y no se elige a nadie. Es un fraude y así es concebido por el pueblo venezolano.
¿Qué puede hacer la oposición ante este escenario?
Para nosotros, hoy, el paso que nos queda en esta lucha es la presión cohesionada y consistente de los organismos internacionales, de la jurisprudencia internacional, con las sanciones económicas, legales y toda la presión que, desde los órganos internacionales se ha venido ejecutando.
Pero se requiere mayor consistencia y firmeza, porque lo que hoy gobierna en Venezuela es un sistema de mafias que no solo le hace daño al pueblo venezolano, sino a toda la región, a la estabilidad y el crecimiento de nuestro continente.