Miguel Ángel Mancera se declara “listo” para competir por la candidatura presidencial del Frente Ciudadano y es probable que renuncie en los próximos días a la Jefatura de Gobierno.
Casi simultáneamente, se anunció la firma de un Contrato de Servicios por la construcción y operación de una planta termovalorizadora, denominada “El Sarape”, con capacidad de incineración de 4,500 toneladas diarias de basura de las casi 12,000 que se generan en la CDMX.
El costo de construcción de la planta se estima en 12,000 millones de pesos que pagará la empresa y la obra tardará 18 meses. A partir del arranque de la operación, el Gobierno de la Ciudad se obliga a pagar alrededor de 3,300 millones de pesos anualmente durante los próximos 33 años. La discusión en la Asamblea Legislativa sobre la aprobación de este compromiso de pago generó la mayor crisis y enfrentamiento de la que tenemos memoria.
La discusión subió de tono por parte de Morena, principalmente por la falta de información en el dictamen y la ambigüedad de los contratos. Se supone que 2,316 millones corresponden a la operación y manejo de la basura inorgánica que será incinerada para generar energía y otros 1,000 millones para el manejo de la basura orgánica. Por otra parte, el Gobierno se obliga a utilizar y pagar la energía generada por la planta que será para el STC Metro, lo que no queda claro en el contrato
En el 2004, siendo titular de la Profepa obligué a la clausura definitiva del Bordo Poniente, por el daño ambiental y no acatar las normas establecidas en el convenio de operación entre el Gobierno de la Ciudad y la Semarnat. El nuevo convenio firmado ese año para la clausura definitiva fue incumplido por López Obrador y en la administración de Ebrard también eludieron mañosamente los compromisos adquiridos para cerrar el tiradero de basura más grande de América. Finalmente, en diciembre de 2011 se decretó el cierre definitivo del Bordo Poniente, lo cual tampoco se ha cumplido.
De la misma forma que lo hace ahora Mancera, de última hora, a punto de renunciar para ir a la candidatura presidencial, Marcelo Ebrard aprobó un oscuro contrato, mal hecho y sin cubrir las especificaciones de una licitación legal para que una empresa “sellara” todo el tiradero de Bordo Poniente. El objetivo principal era aprovechar el biogás que emite la basura. Decisión tardía también porque desde el convenio original estuvo establecida la obligación por parte del Gobierno de la Ciudad de ir cerrando gradualmente por celdas y utilizar el biogás para generación de electricidad.
Este compromiso tampoco se cumplió. ¿Dónde quedó el contrato firmado por Ebrard? ¿Por qué Mancera no lo llevó a cabo? ¿Por qué no definió desde un inicio el camino que iba a seguir y no a último momento como lo hace ahora? La verdad es que el manejo de la basura en ésta y las anteriores administraciones ha sido un desastre.
El contrato se tiene que revisar y durante la campaña que iniciaré como candidato independiente lo llevaré a debate, porque no tengo duda de que sigue el mismo camino de opacidad de los contratos de Mancera.
Antes de pensar en un proceso de incineración propongo una revisión a fondo del manejo de la basura. Si se aprobó una Norma de separación, hay que generar las condiciones para que esta norma se lleve a cabo de la mejor forma; no va a suceder milagrosamente sino con una serie de acciones por de la autoridad y la ciudadanía.
Hay que renovar todo el equipo que está hecho chatarra; los camiones, las plantas de transferencia y los sitios de disposición. Hay que generar un sistema de recolección nocturna a base de contenedores, con días específicos para cada tipo de residuo; diseñar y construir centros de acopio y transferencia para material reciclable, lo que generará miles de empleos bien remunerados en nuevas empresas. Se deben mejorar las condiciones de trabajo y la calidad de vida de los empleados en torno a la basura.
Un buen manejo de la basura puede reducir 10 veces el volumen que actualmente generamos.
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