“Lo que ocurre en Siria no es una guerra civil, es una invasión”, sentenció la Hermana Guadalupe, religiosa del Instituto del Verbo Encarnado (IVE) quien ha experimentado en carne propia las consecuenicas de la guerra en Siria, que lleva ya seis años desde su inicio en febrero de 2011, con una fuerte manipulación de la información y con presencia de terroristas extranjeros, no de nacionales sirios.
Al ofrecer su testimonio en distintos lugares de México, la Hermana Guadalupe IVE, dijo que más allá de ser doloroso todo lo ocurrido en Siria, es esperanzador, y señaló que entre una infinidad de cosas que se pueden hacer en la misión, en Siria y en Irak, se puede servir a los mártires quienes están haciendo su trabajo y lo están haciendo muy bien; subrayó también que es un privilegio el que tienen de servir a una Iglesia mártir.
La religiosa explicó que en Siria antes de la guerra era muy distinta con muy buen convivencia entre los habitantes, sin deuda externa ni problemas económicos y de hecho la delincuncia era prácticamente inexistente al punto que ella padeciendo fatigas solicitó su traslado de Alepo para recuperarse. Esta ciudad era comercial y empresarial, muy bella, más importante incluso que la misma capital, Damasco y sus estándares eran propios de una ciudad europea.
Indicó que la población siria, cuyo gobierno es laico, lleva años conviviendo con el yihadismo, y conocen las formas “de mantenerlo a raya”, de tal modo que aquellos que no entiendan estas formas de convicencia no deberían de entrometerse.
Señaló que ciertamente existían grupos opositores al gobierno, que como cualquier otro salvo el Reino Celestial, tenía situaciones que mejorar, eran minoritarios pero fueron usados en sus buenas intenciones.
No obstante, recalcó que existió una manipulación de la prensa respecto de los primeros disturbios, mencionando que se trataban de ciudadanos protestando contra el gobierno cuando en realidad lo apoyaban, además los mismos habitantes confirmaban que quienes realizaban los disturbios eran extranjeros armados, lo sabían porque hablaban otros dialectos, y desde el primer momento atacaron a los cristianos. “Lo que sufre Siria no es una guerra civil, es una invasión”, afirmó.
Por lo anterior, los ciudadanos sirios se dieron cuenta que esto era planeado y su país estaba sentenciado a muerte. Siria no tenia deuda externa, ni debía favores, por lo que era peligroso y por medio de la prensa convencieron a Occidente de que los alzados pertenecían al pueblo y no con la intervención de grupos terroristas. Detrás del ISISI o Estado Islámico están los que no se ven pero están financiándolos, como Arabia Saudita.
La Hermana Guadalupe compartió que el pueblo sirios se siente totalmente abandonado de la comunidad internacional y se ha percatado que todas las coaliciones no han sido para apoyarlos. Contó que incluso los aviones se pasan de lo largo los campamentos de los terroristas y han atacado las bases del Ejército nacional el único que realmente protege al pueblo y a últimas fechas también Rusia ha brindado apoyo en acuerdo con el gobierno en turno, como es lo más normal.
Alepo era una ciudad más importante incluso que la capital, indicó, la ciudad nunca fue tomada, pero los terroristas sí dominaron sectores, casi la mitad de esta y también fue sitiada, disparando hacia dentro de la ciudad en especial a los barrios cristianos. No había combustible, para calefacción en los crudos invernos, ni había autos por la calle, no habia gas, sólo había una o dos horas de energía eléctrica al día y faltaba el agua por alrededor de 10 días contínuos, no obstante las personas buscaban llevar adelante su vida.
“Ciertamente el gobierno tenía muchas cosas por mejorar pero para eso no hacía falta destruir a un país”, mencionó el Obispo de Alepo en alguna ocasión, recordó la Hermana.
Sin embargo Siria sigue de pie, mostrando al mundo un ejemplo de entereza, fe y patriotismo, aún después de seis años de guerra, que ahora vive una etapa diferente, con la liberación de Alepo, sin embargo el conflicto no ha terminando.
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