Una vez que sabemos de la intención de Andrés Manuel López Obrador de negociar con criminales de alta peligrosidad como son los miembros de la delincuencia organizada en nuestro país –y se puede decir que en cualquiera–, queda la pregunta ¿a quién perseguirá Andrés Manuel?.
No es una pregunta ociosa. De hecho, de aquí a las elecciones habrá que hacerse preguntas todo el tiempo sobre lo que dicen y proponen quienes aspiran a la presidencia de la República. Andrés Manuel es el líder en las encuestas hasta el día de hoy. No es cosa sin importancia lo que diga, ni lo que proponga, con mayor razón si se trata de verdaderas barbaridades. Sus fieles, sus devotos, se alarman porque se le reclama. Tratan de justificar sus estupideces convocando a debates de altura y justificaciones que muestran su desesperación ante la bocafloja que es su prócer. También les molesta que les contesten y más aún si lo hace una autoridad en respuesta, a alguno de sus múltiples insultos. Entonces los califica, él primero y después su horda, de “mandaderos”, sin importar si se trata del más alto mando del Ejército o de la Marina. Así los desplantes de quien quiere ser comandante supremo de las Fuerzas Armadas.
Pero en caso de ser presidente ¿a quién le aplicará la ley, a quién le mandará López Obrador las fuerzas del orden? ¿Qué tipo de delitos va a perseguir? Dado que veríamos a verdaderos monstruos que han asesinado por decenas, cercenado cabezas, destazado cuerpos de sus semejantes, arrasado con pueblos enteros, que han violado mujeres, extorsionado a gente que apenas tiene para vivir, esas bestias que han acabado con el futuro de miles y miles de mexicanos y que los veríamos en las calles nuevamente, perdonados por el presidente, habrá que imaginar los delincuentes que podrán ser arrestados –porque recordemos que los corruptos o estarán en su equipo o también serán perdonados como anunció desde hace meses–. Ya lo dijo esta semana: se van a enojar los delincuentes comunes y los delincuentes de cuello blanco porque “vamos a tomar decisiones que beneficien al pueblo de México”.
Esta advertencia debe tomarse en cuenta. Así que, si usted roba coches, es carterista, se roba televisiones, asalta transeúntes, tenga cuidado, pues todo el peso de la ley caerá sobre usted. Seguramente habrá un equipo especial que se dedique a acabar con esa plaga que salpica de sangre al país y nos tiene sumidos en la inseguridad. Es usted peor que los que envenenan a los jóvenes y los que disuelven en ácido a sus enemigos. Lo mismo si usted es un financiero y ha cometido delitos de defraudación, le va a ir muy mal. Sufrirá las penas por las que no pasará un sicario porque tiene el perdón del presidente. Porque a usted que defrauda, sin el valor de matar a nadie, prepárese para enfrentar a la justicia.
Queda claro que, sin duda, los peores criminales para López Obrador, los que no tendrán perdón, son las personas que no piensan como él. Enfrentarán a la policía y, de ser necesario, a los cuerpos especiales de la Marina. Porque pensar es un delito para Andrés Manuel y pensar diferente es casi traición a la patria. Es el delito que le ofende. Por eso, en caso de ganar, su lema sería: para los amigos, pax narca; a los que piensan distinto, cárcel a secas.
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