Habitualmente las vacaciones escolares son muy esperadas por los alumnos. En cambio, con los padres de familia, no siempre ocurre lo mismo. Se suelen preguntar: ¿Y qué vamos a hacer con nuestros hijos con tantos días sin clases? ¿Cómo vamos a conseguir el suficiente dinero para que se diviertan y mantenerlos entretenidos?
Lo primero que hay que decir sobre las vacaciones es que son unas semanas para aprovecharlas bien, para tener un enriquecimiento como personas. Y para lograr eso, no se requiere gastar “una fortuna” sino de tener ingenio y creatividad.
Pienso que los padres deben de tomar la iniciativa y proponer a sus hijos planes interesantes, divertidos, constructivos, y, a la vez, que les ilusionen. A continuación, sugiero algunas propuestas concretas:
1. Actividades deportivas. El ejercitar un deporte fortalece la voluntad de los hijos; acrecienta el espíritu de sacrificio; facilita la convivencia y el conocimiento de los mismos miembros de la familia y sus amigos. Resultan bastante formativos los paseos y excursiones al campo, para que entren los pequeños en contacto con la naturaleza. Existen muchos sitios donde se pueden levantar tiendas de campaña y pasar varios días de intensa convivencia. Esto integra mucho a la familia. Además, normalmente es una opción que suele ser económica y en la que los hijos desarrollan otras habilidades como aprender a nadar, a subir pequeños montes, a conocer animales, a pescar en un río, a pasear en bicicleta, etc.
2. Visitar ciudades y pueblos interesantes. Nuestro país tiene una gran tradición histórica y cultural. Los niños y jóvenes pueden visitar Centros Históricos de la Ciudad de México y de hermosas ciudades coloniales como Querétaro, Puebla, Morelia, San Miguel de Allende, San Luis Potosí, o también pueblos pintorescos a los que se les ha denominado como “Pueblos Mágicos”.
3. Otras posibilidades son: visitar museos, exposiciones de pintura, de escultura, casas de la cultura, bibliotecas, librerías… con la finalidad de que los hijos entren en contacto con el mundo cultural.
4. Juegos infantiles y lecturas. Se puede pensar en conseguir juguetes educativos, de acuerdo a las edades. También es importante aficionar a los hijos a los buenos libros y a los Clásicos de la Literatura Universal.
Precisamente en nuestro tiempo, en que muchos niños y adolescentes emplean demasiado tiempo viendo videos y películas a través de su iPad o tablet, navegando por internet, escuchando música con sus ephones o interactuando con su celular, es interesante cultivarles el gusto por la lectura es adentrarles y descubrirles un mundo insospechado y maravilloso donde intelectualmente desarrollan su inteligencia, su memoria, su imaginación y su creatividad. Hay muchas librerías que ofrecen, a precios módicos, excelentes libros para los hijos o se pueden obtener a precios módicos para la tablet o a la iPad en formato ebook.
5. Aficionarlos por el arte: que tomen clases de algún instrumento musical, de pintura, de dibujo, de baile, de canto, de oratoria, etc.
6. Trabajos manuales. Es formativo también que los hijos adquieran destrezas en el manejo de las herramientas. Les puede servir que realicen pequeños trabajos de carpintería, de pintura, de arreglos materiales dentro de la casa, jardinería…Eso, sin duda, contribuye a desarrollar en ellos otras habilidades.
7. Hay, también, quienes se interesan en tomar cursos intensivos de algún idioma o por integrarse a campamentos infantiles o juveniles. También constituye una buena forma de aprovechar bien las vacaciones.
8. En materia de TV, DVD, archivos en USB y aparatos cibernéticos: sugiero que en vez de estar entretenidos simplemente lo que se les vaya ocurriendo o “lo que aparezca en la pantalla” y estar continuamente cambiando de canales, a la TV se le puede dar un empleo positivo y los padres pueden planear el ver en familia, por ejemplo, programas sobre historia, biografías de personajes célebres, sobre geografía, de carácter científico o cultural, que resultan –sin duda- más formativos, y a continuación, comentarlos con los hijos para subrayar las ideas claves y que vayan aprendiendo nuevos conocimientos.
9. Actividades del espíritu. Las vacaciones son también un tiempo en el que podemos tener un mayor acercamiento a Dios, meditando y leyendo los Evangelios, algún buen libro de lectura espiritual, vidas de santos. El cultivo de la presencia de Dios en la familia ayuda a fortalecer los valores espirituales.
10. La convivencia familiar. Las vacaciones son un tiempo estupendo para hacer mayor amistad con los hijos, para conocerlos más a fondo. También para tener más cercanía con los abuelos, los tíos, los primos…
11. Realizar obras de servicio social. También ayuda mucho a los hijos el visitar a un orfelinato, un asilo de ancianos, el visitar a un familiar enfermo y llevarle un rato de compañía y de alegría. ¡No cabe duda que se aprende más dándose a los demás, con generosidad, que organizando planes pensando únicamente en pasarla bien!
En conclusión, las vacaciones pueden ser una magnífica oportunidad para tener un mayor crecimiento como personas; un tiempo de formación cultural; de desarrollo de nuevas actividades o destrezas; de realizar labores solidarias por el bien de la comunidad y de grata convivencia familiar.
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