Del ensueño a la locura; Carlota una princesa infortunada – Cap XXXI Situación después del viaje a Mérida

El viaje a Mérida fue por un lado un espacio para que Carlota pudiera admirar otra parte del país muy diferente a lo que ya conocía, y además sintiera el cariño del pueblo; aunque la cena de despedida estuvo muy mal organizada, con la ausencia de muchos comensales, lo que no le dejó un mal sabor de boca. Sin embargo, como ya lo vimos, fue entonces cuando se le empezaron a presentar ciertas crisis nerviosas, de las cuales fue informado Maximiliano. Por eso, el emperador salió a recibir a Carlota en San Martín Texmelucan; y seguramente por la fatiga que notó en su esposa, fue por lo que decidieron no llegar a Chapultepec, sino tomar una ruta directa por el lago que los llevaría a Cuernavaca.



Para diciembre de 1865 la situación del imperio no se ve bien y Maximiliano escribe una carta a Napoleón III, donde le dice que sobre el imperio se cierne un enorme peligro sin el apoyo decidido de Francia, ya que la población está temerosa porque, donde llegan los republicanos, cuelgan a todos aquellos que han apoyado a los emperadores.

Maximiliano dice que está enterado de los rumores cada vez más crecientes de que el emperador está siendo sometido a grandes presiones ante la falta de reconocimiento del gobierno de Estados Unidos al imperio, pero le dice al emperador francés que la tranquilidad de la población está en saber que el ejército francés permanecerá en territorio mexicano hasta que este se encuentre totalmente pacificado, ya que de otra manera la incertidumbre echará por tierra la estabilización del imperio, y lo que se necesita es más tiempo para imponer orden en las finanzas y en general en todos los aspectos que se requieren para un buen gobierno; y le pide a Napoleón que le responda con toda sinceridad sobre cuáles son sus intenciones.

Cuernavaca había sido visitada por primera vez por Maximiliano y Carlota por recomendación de la señora del Barrio, dueña de la hacienda de Temixco, y les había encantado por su clima. Al emperador le pareció que el Palacio de Cortés que se encontraba abandonado, se debería de arreglar y podría quedar con unos jardines tan bellos como la misma Alhambra de Granada.

Maximiliano decide rentar una casa medio abandonada, pero que tiene un enorme jardín y que perteneció a Manuel de la Borda, cuyo padre la había comprado; su apellido es de origen francés porque su abuelo era originario de aquel país, su fortuna venía de las minas de plata de Taxco y su familia había donado a la ciudad la famosa Iglesia de Santa Prisca. La casa tuvo los más maravillosos jardines de Cuernavaca, pero en ese momento se encontraba abandonada.

Mientras tanto, en enero de 1866 Napoleón escribe a Bazaine que es necesario consolidar las campañas militares, y sobre todo hacer que Maximiliano empiece a crear un ejército nacional, ya que no puede pensar que seguirá dependiendo de Francia permanentemente. También le dice al mariscal Bazaine que le diga al emperador que ya deje de construir teatros y palacios y ponga más atención en las finanzas públicas.

Y es que en Francia la opinión pública era cada vez más contraria a la intervención francesa en México, en la que veían un enorme costo sin ningún beneficio real para ese país.

 

 

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