Juárez, que ha recorrido el país en su zona norte en su carruaje negro, decide enviar a su familia a Estado Unidos donde cuenta con la simpatía de ese gobierno, primero a Nueva Orleans y después a Nueva York. Durante ese tiempo mueren dos de sus hijos, uno de once años y después otro de dos años, ambos en la Urbe de hierro.
Ya terminada la guerra de secesión, la hostilidad del gobierno estadounidense se hace cada vez más clara contra el imperio, y el presidente Andrew Johnson recibe a Margarita Maza como a una primera dama, acompañada por Matías Romero en una recepción.
El presidente de Estado Unidos envía nada menos que un ejército de 100,000 hombres a la frontera con México, y Bazaine se retira más al sur. Es por ello que el general Terrazas pudo tomar Chihuahua con toda facilidad, después va sobre Parral y Durango. Juárez que nunca estuvo presente en una batalla, entra triunfante en Chihuahua 4 meses después, cuando la situación está totalmente controlada.
Mientras tanto, Carlota sigue recibiendo golpes, ya que, además de estas terribles noticias provenientes del norte, su antigua institutriz, la condesa de Huls ha rechazado la condecoración de la Gran Cruz de San Carlos, que le ha enviado Carlota, y le escribe una carta muy dura donde le recrimina no haber escuchado sus consejos cuando le decía que nunca debió haber aceptado la corona de México, y ahora se encontraba pagando las consecuencias. Inclusive le comenta que seguir en México era tentar a la Providencia y que tenía que buscar con toda seriedad una salida honorable.
La economía del gobierno estaba cada día peor, y ahora cuando por fin Maximiliano se daba cuenta de la necesidad de tener un ejército imperial mexicano, se encuentra con que no se tiene el dinero necesario para formarlo. Por otro lado, la guerrilla liberal va tomando acciones cada vez más audaces que cortan los suministros al ejército francés y al mismo Maximiliano en una visita a Orizaba le han robado las mulas.
Las tropas belgas se encontraban totalmente desmotivadas; se les estaban retrasando sus pagos, y estaban seguros de que ya no se les cumpliría la promesa de que una vez consolidado el imperio se les otorgarían tierras, por lo que ahora lo único que querían era poder regresar a Bélgica.
Las tropas francesas siguen su retirada y Bazaine ya no recibe órdenes del emperador Maximiliano, sino solamente las que vienen de París. En Francia sólo se busca ya la manera de terminar con el asunto mexicano. La correspondencia entre Carlota y Eugenia se va haciendo cada vez más ríspida y termina por cortarse.
José Manuel Hidalgo es destituido como embajador y Juan Nepomuceno el nuevo representante presenta una serie de solicitudes desmesuradas en donde se pide a Francia que envíe una flota al Pacífico y otra al Atlántico y se sustituya a Bazaine.
Poco a poco se empieza a desdibujar el futuro del Imperio Mexicano y se ve que Maximiliano y Carlota pronto serán abandonados por casi todos aquellos que los invitaron a este proyecto en el que ellos creyeron tendrían su vocación histórica y pasarían a la misma como brillantes personajes creadores de todo un nuevo destino para México.
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