Del ensueño a la locura; Carlota, una princesa infortunada – Cap XXXVI Carta de un emperador a su madre

Mucho se conoce sobre los hombres a través de sus cartas, he aquí un extracto de una reveladora carta de Maximiliano a su madre:



Querida y buena mamá:

“Aprovecho la segunda ocasión de la excursión de Carlota a Europa para enviar a usted, mi buena madre, estas líneas. Carlota hace un viaje al Viejo Mundo para trabajar como nuestro más seguro y hábil diplomático en los asuntos mexicanos. Va provista de mis instrucciones secretas y tiene por misión principal recordar determinadas promesas para el bien de México y pedir apoyo para algunas cosas. No podría expresar con palabras lo que me ha costado separarme de ella; es terriblemente duro saber tan lejos a la fiel compañera, la estrella de mi vida, en un momento en que quizá Europa arde; pero en el cumplimiento de sus deberes todo el mundo debe hacer los mayores sacrificios… los meses durante los cuales nos separe el océano serán sin duda la prueba más dura de mi vida, pero para los grandes fines hay que hacer grandes sacrificios.

“…Puesto que Europa nos abandonaba de todas partes de una manera ignominiosa y el mundo aventajado tiembla con cobardía ante Norteamérica, es aquí necesaria la más intensa actividad.

“Los monarcas europeos lamentarán algún día amargamente haberse inclinado con imperdonable debilidad ante la vecina república sin conocerla; pero esto no me concierne en nada, tengo que reflexionar día y noche sobre la manera de salvar, en la medida de mis débiles fuerzas, a mi nueva patria ya tan amada. En este propósito de deber y amor Carlota me secunda con su actividad fiel y honradamente…”

Y es que, mientras tanto, el embajador de Estados Unidos en Francia no deja de manifestar su disgusto por la presencia francesa en México y de manifestar su enorme simpatía por el gobierno republicano. (De Juárez, porque por los gobiernos republicanos conservadores nunca manifestaron la menor simpatía, pues se oponían a la injerencia del futuro país imperialista del norte en México).

Parte del mensaje del embajador decía así: “La causa del descontento producido en los Estados Unidos por la ocupación de México consiste en que el ejército francés, al invadir México, ataca a un gobierno profundamente simpático a los Estados Unidos”.

Y ya sabemos que Estados Unidos no tiene amigos, sino tan sólo intereses, de donde se deduce fácilmente que el gobierno de Juárez representaba los intereses estadounidenses.

Varias cosas podemos ver con claridad en esta carta. Desde luego que Maximiliano estaba en verdad comprometido con su nueva patria y el noble austriaco se sentía ya mexicano; se nota su desesperación ante el temor manifiesto de las cortes europeas ante el nuevo gigante mundial que hacía su aparición en el escenario político, y hoy, muchos años después, vemos que tenía mucha razón; y su determinación de no dejar que Estados Unidos se entrometieran en los destinos de México.

Maximiliano no se había dado cuenta que hasta ese momento había sido tan sólo una pieza del ajedrez político con el cual Francia pensó que se podía oponer al crecimiento dominante de Estados Unidos, mientras que en ese sentido, con una mayor frialdad política, Juárez entendió que lo que más le convenía era seguir siendo un gobierno simpático ante esos vecinos del norte.

Aunque especular con los hechos históricos es un tanto ocioso, resulta un ejercicio interesante pensar que tal vez si se hubiera consolidado el Imperio Mexicano podríamos haber tenido un desarrollo diferente y no estaríamos a merced de los caprichos de Washington.

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