El caso Valeria, grave falla del Estado Mexicano

Valeria y la indolencia de las autoridades

El indignante asunto de Valeria, la niña secuestrada, violada y asesinada hace algunos días, muestra muchas de las fallas de nuestro Estado: Indolencia de las autoridades, incumplimiento de las leyes, necesidad de presiones para que haya resultados y un clima de violencia y miedo generalizados.



Sólo la presión de las redes sociales y las manifestaciones públicas lograron sacudir la dejadez de las autoridades. Cuando todavía había tiempo, el padre de la menor pidió auxilio a la policía y ésta le respondió diciendo que probablemente la niña (¡de once años, hágame el favor!) se habría fugado con su novio. Las horas preciosas que pudieron haberse aprovechado para rescatar a la niña a tiempo, fueron desperdiciadas.

Después, obviamente, el clamor de las redes y las manifestaciones de los vecinos despertaron a las autoridades de su comodidad. Rápidamente ubicaron a un presunto culpable. Que todavía falta que sea el verdadero responsable. Habrá que demostrarlo a satisfacción de un juez. Y además pudiera ocurrir que lo declaren mentalmente incapacitado. Lo cual no tendría nada de raro: se tiene que estar muy dañado para cometer un crimen como ése.

Ahora, resulta con que sacan de la circulación, al menos temporalmente, las combis de la ruta 40 a la que pertenecía el presunto culpable. El motivo: la combi involucrada en los hechos, contraviniendo la ley, tenía cristales polarizados. Ahora todas las unidades de esa línea han sido sacadas de la circulación, cumplan o no con los ordenamientos. Además, hasta hoy se dan cuenta de que el presunto culpable tenía antecedentes penales y una licencia falsificada. Evidentemente, no funcionó un sistema que permita asegurar que la información que proporcionó este empleado fuera la correcta. O había el sistema y no se usó.

Ahora, como dice el dicho, tapamos el pozo después de que se ahogó el niño. Medidas, declaraciones, ceremonias para apagar el clamor. Seguramente el linchamiento mediático que está ocurriendo hacia el presunto culpable hará que las autoridades tengan prisa por cerrar el asunto. Medidas extraordinarias, declaraciones tronantes y después… probablemente nada más.

Hace mucho que deberíamos exigir a todas las autoridades, a todos los niveles, que cumplan la protesta que rindieron cuando tomaron posesión. Cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ésta emanen.

Por cierto, una mera curiosidad: ¿hay leyes que no emanen directa o indirectamente de la Constitución?, ¿hay leyes que no sea obligatorio hacer cumplir? Todas las leyes, todas sin excepción, deberían hacerse cumplir por todas las autoridades. Sin excepciones.

Pero, aparentemente, esto no es lo que le importa a nuestra clase política. Si no hay ruido, si no hay escándalo, las leyes se pueden cumplir a medias para favorecer a las clientelas que les generan votos. Como son, con frecuencia, las organizaciones de transporte colectivo organizadas muchas veces por los partidos políticos y protegidas por estos.

¿A qué esperan nuestras autoridades? ¿A que la población se tome la justicia en sus propias manos? ¿A una revolución violenta? Claramente, habrá a quien estos eventos le pudieran beneficiar. Pero no a la Sociedad. Por mientras, una hermosa niña, con un futuro ante su vista, ya no estará entre nosotros. Y nada la podrá sustituir.

* Consultor de empresas. Académico del TEC de Monterrey. Ha colaborado como editorialista en diversos medios de comunicación como el Heraldo de México, El Universal, El Sol de México y Church Fórum

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com


 

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