Asamblea del PRI

Asamblea del PRI

El plato fuerte de los comentaristas de la semana fue la XXII Asamblea Nacional del PRI. Independientemente de las simpatías o antipatías a este partido, si el evento está ya previamente orquestado o significa una consulta legítima, eso es tema de otros artículos y comentarios. Lo que es muy interesante es la temática que abordarán. Y las otras formaciones políticas harían bien en tomar nota y pensar en la posibilidad de tener consultas similares.



Es un hecho que en este sexenio la conciencia política de la ciudadanía ha crecido de muchas maneras, y no necesariamente del mejor modo. Hay que reconocer que temas que hace muchos años eran absolutamente desconocidos para el grueso de la sociedad, ahora se ponen sobre la mesa y se discuten por millares o millones en las redes sociales.

Sería exagerar que el PRI acapara las críticas de la ciudadanía. Claramente, al estar en el poder dan mucho más material para criticarlos, mientras que los demás partidos dan menos material para la crítica. Lo que sí es un hecho es que la clase política, como casta, sufre de un gran rechazo de la ciudadanía. Cosa que los políticos tienden a no darse cuenta.

La temática que abordarán más de 10,000 delegados, en diversas localidades, es interesante: Visón del futuro, Rendición de Cuentas, Declaración de Principios, así como Programa de Acción y Estatutos

Por supuesto, a mí no me consta que sea un ejercicio abierto y plural. Igual es una ceremonia para apaciguar a una militancia en cierta medida asustada por la caída tan importante en la popularidad de este partido. Igual estamos viendo un ceremonial parecido al de algunas artes marciales donde la parte más amplia del espectáculo es la ceremonia previa y la acción realmente ocupa unos cuantos segundos. Muchos analistas políticos han querido ver dedicatoria en estos análisis y se especula sobre los “candados” y declaraciones que indicarían a los conocedores cuál es el sentido de la selección de su candidato a la presidencia de la república. Es de creerse.

Independientemente de esto, creo que los demás partidos deberían tener actividades similares. Ya estamos acostumbrados a que nuestros partidos políticos, tomen las grandes decisiones “en lo oscurito” por “albazos” y otras técnicas parecidas.

Los temas valen la pena. A mí me parecería muy interesante conocer cuál es la visión de futuro de cada uno de los partidos políticos. Cierto, hay mucha especulación en ello. Pero, hoy por hoy, no tengo ni la menor idea de cuál es la visión al año 2024 que tienen las diferentes formaciones políticas, más allá de querer ocupar el poder. La sociedad está cambiando, el hablar de valores líquidos y del ocaso de la razón no son visiones descabelladas. ¿Cómo deberían adaptarse los políticos a estas nuevas situaciones y cuáles serían sus propuestas de cara a esa visión?

Rendición de cuentas y transparencia, son de los grandes reclamos nacionales. Si los partidos no toman en serio esa situación, la brecha entre sociedad y la casta política será cada vez mayor y, por más que se pongan remedios temporales, la gobernabilidad estará cada vez más cuestionada. La lentitud con que los políticos han actuado en la ley anticorrupción y la constitución del organismo que la implemente, como también el caso de la resistencia de los políticos a hacer la declaración Tres de Tres, hacen temer que el tema no pasaría de tratar de dar buena impresión. Y ya no estamos para que nos den el mexicanísimo atole con el dedo.

La declaración de principios de los partidos no es secreta: basta entrar a sus páginas web y uno encuentra toda clase de documentos. Ellos son muy poco conocidos por la población y dan la impresión de que han sido diseñados con un criterio de mercadotecnia política. No son tema de discusión, no se debaten y cuando hay discusiones que nos atañen a todos, raramente los políticos hacen referencia a sus declaraciones de principios. Haga usted la prueba: en cualquier reunión pregunte usted a 10 ciudadanos cuál es la diferencia entre las declaraciones de principios de los cuatro partidos mayores y estoy dispuesto apostar a que no le pueden dar una respuesta coherente.

El último tema tiene mucho más de operativo, pero no por ello poco importante. Tener programa de acción y, sobre todo, seguirlo adecuadamente no forma parte de nuestros usos y costumbres. Nuestra sociedad admira a quien es capaz improvisar, como el tradicional poeta que “en el aire las compone”. Y, por supuesto, los estatutos importan. Sigue ocurriendo el triste espectáculo de que cuando algún funcionario de alto nivel es acusado de haber abusado de su encomienda, los partidos no tienen en sus estatutos criterios que les permitan reaccionar rápidamente y a la vez con justicia. Y por eso, muchas veces, tardan en actuar y con ello dan a la ciudadanía un pésimo espectáculo.

Ojalá todos los partidos, no sólo el PRI, emprendieran públicamente ejercicios de autocrítica que les permitieran recuperar, aunque sea parcialmente, el aprecio de la ciudadanía, ya que ganarse la confianza seguramente tomará mucho más tiempo y esfuerzo. ¿Veremos algo así? Por el bien de la sociedad, yo esperaría algo así. Si le creo a mi experiencia de otras elecciones presidenciales, lo siento mucho, pero dudo que ocurra algo significativo. Ojalá no sea una de las últimas llamadas de atención de la sociedad a una clase política que se ha acostumbrado a no escucharnos.

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