Esta semana me sorprendió la cantidad de jóvenes dando diferentes testimonios de vida cristiana en mi entorno cercano. Conocí a una muchacha que regresaba de una reunión de estudiantes misioneros católicos, ella nació dentro de la Comunidad Jésed, ya que sus padres son miembros desde hace años de ese movimiento católico regiomontano, que a su vez es parte del movimiento ecuménico internacional La Espada del Espíritu de la Asociación Cristo Rey.
Ella es estudiante de nutrición y a su corta edad ya participó en una misión ecuménica en Centroamérica, su sencillez, paz y alegría dan testimonio de su vida cristiana; cuando le pregunté por qué usaba una rodillera mecánica me comentó que disfrutaba los deportes extremos, una mujer llena de vida que lucía su corta cabellera porque recién donó sus cabellos para una fundación que combate el cáncer.
En la misa dominical me tocó escuchar a una joven de los Misioneros de la Palabra que trabajan evangelizando en la Sierra Tarahumara ofrecer literatura de formación católica, su sencillez, aplomo y buen ánimo, fueron un gratificante testimonio que nos permitió asomarnos a la labor tan callada y fructífera que realizan entre hermanos indígenas.
Otro joven recién egresado de preparatoria, decidió irse un año de misionero también a la Sierra Tarahumara apoyando la labor educativa de los Hermanos Maristas, quienes cuentan con varias misiones en la sierra de Chihuahua y en otros lugares marginados.
El fin de semana también escuché a un obispo comentar sobre una reunión de movimientos laicales de las 8 diócesis de su estado, para reflexionar sobre el papel de los laicos en la construcción del bien común del país, y encontrar maneras de enfrentar los diferentes retos y responsabilidades que como miembros de una comunidad cristiana tenemos los seglares católicos.
Por cierto, el obispo comentó con sincera autocrítica, que muchos católicos no estamos dando testimonio de vida cristiana, ya que el exgobernador de ese estado fue bautizado, y sin embargo hoy está detenido enfrentando graves acusaciones de corrupción y otros crímenes desde el ejercicio público, y así muchos otros que fueron bautizados pero que no han asumido el cristianismo como forma de vida, por el contrario, escandalizan a los demás por su comportamiento no cristiano.
La violencia en el país, así como la impunidad que existe de los criminales, de los negociantes y de los políticos que se prestan a toda clase de abusos, corrupción e injusticias, son muestra de la falta de testimonio cristiano de muchos bautizados. También la inequidad y la pobreza son evidencia de la necesidad de un mayor compromiso de todos los cristianos en la construcción de un Humanismo integral y solidario, como una alternativa para solucionar nuestros problemas sociales.
Esta semana me llené de alegría y esperanza al enterarme que entran 32 jóvenes al seminario de Ciudad Juárez, dos juarenses más van con los Jesuitas y seguramente otros a diferentes órdenes religiosas, 26 seminaristas ingresan también en Chihuahua, por otra parte, el próximo mes serán ordenados 6 nuevos sacerdotes en nuestra diócesis.
Este fin de semana nuestra familia acompaña la decisión de mi hijo mayor, que después de graduarse como psicólogo decidió iniciar el largo camino de la formación sacerdotal, empezando con un año de prueba para discernir su vocación junto con otros cuatro muchachos, su trabajo misionero habrá de realizarlo entre jóvenes de preparatoria, quienes se encuentran muchas veces en la encrucijada de optar por un compromiso de vida cristiano, o el abandono paulatino de las promesas del bautismo.
Hagamos oración por todos los jóvenes que cada día deciden asumir el compromiso de la vida cristiana a plenitud, sin cortapisas, y con la alegría de quién siembra amor, paz, justicia y solidaridad entre nuestra comunidad dando testimonio de presencia cristiana.
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