Saber decir “No”

NO, una palabra con un inmenso poder. La capacidad de pronunciarla y establecer límites en diversos campos de nuestra vida es fundamental.



En nuestra cultura mexicana, el decir NO tiene un sentido de culpa muy grande, lo confundimos con ser mal educados al negarnos a realizar algo y preferimos decir SI, aunque no cumplamos con lo pactado. Nos comprometemos a cosas que de antemano sabemos que no vamos a cumplir.

“Sólo quien sabe decir NO, puede decir SI”

En el trabajo:

En este ámbito se nos dificulta negarnos a algo por temor de no cumplir con las expectativas del jefe o de los compañeros, y con ello cerrarnos la posibilidad de no ascender, de no lograr el aumento de sueldo o el bono, de quedarnos aislados o inclusive llegar a perder el trabajo.

Pero la realidad es que poder decir NO es un reflejo de buena autoestima, de tener claro cuándo hay que ponerse límites a uno mismo y a los demás; refleja una buena capacidad de juicio, inteligencia y autoconocimiento para hacer las cosas bien, sin necesidad de llegar al “síndrome de burn out” o de riesgos innecesarios.

Cuando sabes decir NO dentro de un marco de realidad, amabilidad, firmeza y cortesía, queda descartado por completo el juicio inadecuado de falta de educación, respeto o agresividad.

Algunas situaciones que se pueden presentar en el contexto laboral:

– Queda más que claro que cuando hay de por medio un acoso moral o sexual, un chantaje, la promesa de aumento de sueldo u ofrecimiento de otro puesto de trabajo a cambio de hacer algo en contra de la ética, la ley o de nosotros mismos, la respuesta debe ser un NO innegociable.

– Si lo que se le pide al trabajador no está contemplado en su contrato de trabajo e implica poner en peligro su vida.

– Hay casos en que decir NO a tiempo sirve para evitar carga de trabajo extra y no remunerada, y caer en un exceso de trabajo que afecte a la salud física o mental.

NO en casa:

Un primer ejemplo de los límites aparece con el “NO” que los padres tienen que decirle al niño frente a alguno de sus deseos. Esta palabra les enseña la existencia de reglas y les da herramientas para defenderse, a su vez, del abuso de los demás.

El niño aprende a decir NO gracias a aquellos “no” que escucha de sus padres.

Muchas son las situaciones familiares en donde se establecen los límites y las reglas:

– La hora de dormir: La importancia del buen descanso y las necesarias horas de sueño es uno de los hábitos que debemos inculcar a nuestros hijos.

– Hacer la tarea: Establecer un horario en el cual no hay otra actividad disponible, no hay juguetes, televisión y se tiene que terminar en un determinado tiempo.

– La hora del baño: Infundir hábitos de higiene, como bañarse y lavarse los dientes, es otra de las situaciones que más fricciones crean entre mamás e hijos y que deben respetarse sin dar otras opciones.

– El conocido “cómpramelo” suele ser un problema, ya que los niños siempre querrán algo nuevo. El saber decir NO les hará entender el sentido del esfuerzo y del valor monetario.

– Horas de televisión y videojuegos: Su uso libre e ilimitado es una gran tentación en la que caemos los padres cuando necesitamos mantener entretenidos a nuestros hijos. ¡Grave error! Tenemos que saber decir NO, aunque esto represente una carga mayor de trabajo para nosotros.

Nuestra vida diaria está llena de situaciones como las anteriores. Debido a nuestra herencia cultural, tenemos una tendencia natural a decir “sí”. Aprender a decir lo contrario es tan necesario y útil como una herramienta de reaprendizaje personal y crecimiento.

¿Cómo hacerlo?

1. Tómate un tiempo antes de responder. Decir por ejemplo: “Déjame pensarlo y te digo después, voy a verificar mi agenda para saber cómo están mis compromisos”. Esto permite observar con calma si lo que te están pidiendo es algo que realmente se quiere hacer o no.

2. Considera que quizá no quieras hacer eso, pero estás dispuesto a negociar con otra cosa. Ejemplo: “Hoy no puedo ayudarte con esto, pero si es muy urgente, mañana puedo dedicarte un rato… Si te es muy urgente, delegaré esto a otro compañero para ayudarte”. Esto refleja autoafirmación, flexibilidad y disponibilidad.

3. Di NO en forma educada y cortés, sin dar demasiadas explicaciones: “Gracias por pensar en mí, pero no puedo aceptar por cuestiones personales… estoy saturada por el momento, pero les deseo lo mejor”.

Esto te permitirá sin duda alguna vivir más tranquilo y en paz con los demás.

Recuerda: “Sólo quien sabe decir NO, puede decir “SI”.

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