¡Santiago Boanerges, hijo del trueno! Así lo llamó Nuestro Señor por impulsivo, apasionado y entregado, y que por eso mismo tomando en cuenta lo que el Señor les dijo: “Id hasta el fin del mundo y predicad la buena nueva”, se lanzó hasta Finisterre, en la Coruña, donde finalmente lo sepultaron sus discípulos en Compostela, Campo de la Estrella en el que una estrella señaló a unos pastorcillos el lugar preciso donde lo enterraron después de que fue decapitado en Jerusalén, siendo el primer apóstol que dio su vida por su Maestro. Convirtiéndose en el centro de peregrinación más importante de Europa, siendo de los primeros peregrinos Carlo Magno, fundador del Sacro Imperio Germano-Romano, que bien duro sus 1000 años.
Por cierto que en Izúcar de Matamoros Puebla que lleva ese nombre no por el insurgente Mariano Matamoros como nos han querido hacer, sino por el Apóstol. Entrando a la ciudad existe en una iglesia una imagen a dimensiones naturales del Santo, que se ganó ese nombre en la Batalla de Clavijo (843 DC), donde convirtió la ya cierta derrota del ejercito cristiano en una sonada victoria al aparecer sobre un corcel de guerra blanco diezmando a los moros, lo que le ganó el sobrenombre de “Matamoros”. Esto no es leyenda como algunos pretenden, es historia comprobada.
En estos días (4 de mayo) la Iglesia celebra su festividad y es oportuno hacer referencia a él, pues es el iniciador de la Hispanidad con ese espíritu noble y leal, por el cual los países Hispanos en la actualidad tenemos el potencial de salvar a la madre naturaleza con todas sus especies incluyendo la especie humana, recuperando el mundo los valores que garanticen la convivencia de los pueblos y la regeneración de la naturaleza.
Ya San Juan Pablo II, nuestro querido Papa mexicano, como el mismo se designó por su identificación con nuestro pueblo y su gran cariño a Nuestra Señora de Guadalupe lo manifestó reconociendo a América como el Continente de la Esperanza, del cual resurgiría la recristianización del mundo, tan necesaria en estos días, porque lo que dijo Ángela Merkel Canciller de Alemania, el personaje de la política mundial actual más valioso por su rectitud y visión, muy acertadamente declaro (Oct 2016): “Europa solo podrá salvarse si regresa a sus orígenes, a sus raíces cristianas, a Cristo, a volver a leer la Biblia”, puede aplicarse al mundo entero.
Esto se aplica no exclusivamente a la situación socio-política, sino también y es más importante que la primera a salvar a la naturaleza, estando los dos aspectos condicionados a superar en definitiva la corrupción que esta tan difundida actualmente en todos los ámbitos, precisamente por la descristianización provocada por las campañas insidiosas de la izquierda (mafias de políticos, de petroleros, fabricantes y comerciantes de armas sin escrúpulos), que en nuestra política ha llevado al ya famoso “sistema del hueso”, que es tan efectivo por que logra que los interesados se esfuercen a morir por hacerse meritorios del tan ambicionado “Hueso”, que una vez logrado les da la posibilidad de enriquecerse en forma desmedida, sin importarles perjudicar a quien sea, inclusive a toda lo población.
De qué sirve promulgar leyes anticorrupción si ya saben cómo darle la vuelta y en dado caso coger como chivos expiatorios a los más descarados, con lo cual quieren aparecer como muy rectos y respetuosos de la ley.
La situación social cada vez más deteriorada, corrupción, delincuencia, perversión de la población ahora enfocada especialmente a la niñez y juventud, deshonestidad y falta de probidad, desintegración de familias, juventud desubicada dada al alcohol las drogas y la delincuencia, siendo presas fáciles del crimen organizado. Todo provocado por una campaña insidiosa contra los valores en el último tiempo, reforzado con el tratar de imponer la funesta ideología de género que va directamente contra la vida, la familia y la libertad religiosa. ¿Puede haber mayor desastre social?
Esto conlleva a la destrucción de la naturaleza, pues por la corrupción y la ambición se dan legalmente concesiones de aprovechamiento forestal que acaban con los bosques, como sucedió en el santuario de la mariposa, donde no se paró hasta que la presión de las organizaciones ecológicas subió de tono, o bien en dado caso se hacen de la vista gorda, aun habiendo denuncias de la tala clandestina. ¡Corrupción!, lo que nos lleva a lluvias torrenciales, deslaves, perdida de tierras buenas, inundaciones, muertes, y pobreza y no al final a contribuir a los cambios climáticos con todas sus terribles consecuencias.
Las mafias petroleras y la falta de probidad de los políticos que reciben favores, logran que no se aprueben los acuerdos mundiales que son necesarios para revertir la contaminación atmosférica y el consecuente sobrecalentamiento con los daños al medio ambiente y a la población que conocemos de sobra.
Pues bien, es el legado de Santiago Boanerges o bien Matamoros, reconocido por San Juan Pablo, nombrando a nuestra madrecita Santa María Reina Virgen de Guadalupe como Patrona de América Continente de la Esperanza, para este cometido, el que puede salvar a la naturaleza, así como a la Humanidad, recuperando nuestros valores, restaurando la cultura de la vida y del amor, recristianizando al mundo.
“Donde hay Bosques hay Agua y Aire puro; donde hay Agua y Aire puro hay Vida”.
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