Acabo de leer una reflexión muy buena, sobre la imperiosa necesidad de cambiar de actitud, para colocarnos entre los países más avanzados del planeta y solucionar todos nuestros problemas, entre ellos el más importante de todos, la regeneración del medio ambiente. Desconozco al autor, pero que, al no reconocer el fondo del problema, la solución que propone tampoco es la que se requiere, porque ¿cómo se va a implementar?
Su planteamiento en forma resumida, es el siguiente:
La diferencia entre países pobres y ricos no es la antigüedad. La India y Egipto tienen miles de años y son pobres. Australia y Nueva Zelanda con 150 años de existir, son ricos. Tampoco está en los recursos naturales. Japón, sin ellos, es una potencia económica. Suiza, sin mar, tiene la 2ª flota naviera, después de Dinamarca; sin tener cacao, produce el mejor chocolate del mundo y se ha convertido en la caja fuerte del mundo. Tampoco es la inteligencia, como lo demuestran estudiantes de países pobres, que son lumbreras en el país adelantado donde estudian. Los ejecutivos de estos países no demuestran tener un mayor coeficiente intelectual que el de los empresarios de países en desarrollo.
¡En la actitud de las personas está la diferencia! Al estudiar la conducta de las personas de los países ricos, se descubre que la mayor parte de la población sigue las siguientes reglas:
1.- La moral como principio básico. 2.- El orden y la limpieza. 3.- La honradez. 4.- La puntualidad. 5.- La responsabilidad. 6.- El deseo de superación. 7.- El respeto a la ley y a los reglamentos. 8.- El respeto por el derecho de los demás. 9.- Su amor al trabajo. 10.- Su afán por el ahorro y la inversión.
¿Necesitamos más leyes? ¿No sería suficiente con cumplir y hacer cumplir estas 10 simples reglas?
En México, sólo una mínima (casi nula) parte de la población sigue estas reglas en su vida diaria. A México no le faltan riquezas naturales, simplemente nos falta carácter para cumplir estas premisas básicas de funcionamiento de las sociedades.
Termina recomendando que se difunda esta reflexión ampliamente, con los hijos, sus maestros, amigos y conocidos, para que se inicie el cambio de actitud.
La intención es muy buena, pero no es viable. El problema es más de fondo, por lo que la solución también deberá ser totalmente de fondo. Hay que extirpar el mal de raíz.
Nos han querido hacer creer diferentes causas de nuestro atraso con respecto a los países industrializados, tratando de crearnos complejos de inferioridad. Una de ellas empezó cuando la izquierda (masonería) arremetió con furia contra la Iglesia católica y la hispanidad, creando la leyenda negra, desde Inglaterra y Holanda, y posteriormente Estados Unidos, apoyados por las mafias de izquierda (masonería) infiltradas en los países hispanos, que siempre han obedecidos las directrices de la mafia mundial, traicionando a sus patrias. Culpan luego a los españoles, a los nativos, al mestizaje, a la Iglesia católica, cuando la cultura de Occidente con toda su tecnología que ha enriquecido a los demás países del mundo, se le debe a ella. Gracias a ella se creó Europa. Cito aquí a Ángela Merkel, Canciller de Alemania: “Si Europa quiere salvarse tiene que regresar a sus orígenes, a sus raíces cristianas, a Cristo, a leer la Biblia”.
Y es aquí donde está el meollo de la solución: Sólo podrá haber una actitud adecuada, según nos refiere nuestro buen amigo desconocido, si hacemos caso a la afirmación de Ángela Merkel, cumpliendo con las aspiraciones de San Juan Pablo II, de reevangelizar al mundo, para lo cual señalaba como “Continente de la Esperanza” a América, bajo la protección de Santa María Reina Virgen de Guadalupe. Recuperando nuestros valores, que hemos ido perdiendo como consecuencia de la insidiosa campaña descristianizadora de las mafias, valiéndose del control de los gobiernos que logró tener.
Recuperando esos valores, dándole a Dios nuevamente el lugar que le corresponde en la vida tanto pública como privada, tendremos el respaldo para aplicar las reglas tan bonitas que nos han sido expuestas para cambiar de actitud.
Si queremos superar todos nuestros problemas, crisis recurrentes, de seguridad, progreso, pobreza, hambre, del medio ambiente y estar al nivel de las potencias mundiales, cultural, económica, tecnológica y militarmente, como lo estábamos en tiempos de Don Porfirio, y que fue el motivo por el cual el gobierno del presidente Tafft de Estados Unidos urdió su caída, esgrimiendo quién sabe cuántos argumentos, entonces tendremos forzosamente que reinstaurar la cultura de la vida y del amor, en la que tanto insistía nuestro querido Papa mexicano, como él mismo se consideraba, San Juan Pablo II, así como su sucesor el Papa emérito Benedicto XVI.
¡Hay que vencer el mal con el bien! ¡Vencer el odio con el amor!
“Donde hay Bosques hay Agua y Aire puro; donde hay Agua y Aire puro hay Vida”.
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