Ha sido costumbre dar un justo reconocimiento a quien destaco por algún concepto que atañe a la sociedad, especialmente cuando corresponde a un beneficio de ella. Se han establecido premios y diplomas para que quede constancia, la sociedad se entere del hecho y el interesado sepa que se le reconoce lo que hizo y muchas veces que exista un estímulo.
Se pretende con esto que se tome nota que hay ejemplos a seguir, que estos motiven a los demás a tratar de superarse, que si otro mortal fue capaz de un logro de tal magnitud, que ellos también pueden hacerlo. Desgraciadamente a través de los medios de comunicación las mafias interesadas en confundir a la sociedad crean héroes, genios de la pintura, escultura o cualquier arte, falsos e ignoran a quienes realmente se lo merecen.
Muchas veces se les da reconocimiento, se nombran avenidas o bulevares e incluso se les hacen monumentos no a quien se lo merece, sino a quien aporta dinero, muchas veces con dinero que ni siquiera era suyo (Espinosa Iglesias- Jenkins y otros). Esto descontrola y confunde a la sociedad. Llega a pensar que los reconocimientos y premios se otorgan por intereses o influencias y por lo tanto dejan de ser motivación para la superación.
Quiero hacer aquí mención a un caso extremo, el de mi padre el Ing. Ernesto Kurt Feldmann no por ser mi padre, sino porque sus logros son espectaculares y que si no lo menciono yo que conozco los hechos, nadie lo va a hacer y porque está íntimamente relacionado con el medio ambiente, con la conservación y la salvación de la Naturaleza, especialmente de los bosques, el servicio a Dios, a la patria y al próximo. Dedicándole toda su vida a los bosques y al agua. Llegando a afirmar que “donde no hay bosques, no hay agua y donde no hay agua no hay vida”, lo que me inspiro para mi lema de Madre Naturaleza, que ya lleva 28 años de publicarse.
En 1934 compro la ex hacienda de Flor del Bosque, para reforestar esos cerros pelones que en un pasado se habían merecido ese nombre tan hermoso de Flor del Bosque. El entonces delegado del Departamento Forestal el Ing. Gustavo Robles, trajo a Puebla al Ing. Miguel Ángel de Quevedo, jefe del Departamento Forestal y conocido como el “Apóstol del Árbol”, quien entusiasmado del vivero forestal montado en Flor del Bosque y de los trabajos de reforestación trajo a la Feria Agrícola-Ganadera al entonces presidente el Gral. Cárdenas (tengo la foto). Después entre los dos, De Quevedo y Feldmann lograron que en 1937 se declarara por decreto “La zona de Protección Forestal de la Ciudad de Puebla” y en 1938, también por iniciativa de los dos se crearan por decreto los parques nacionales del Popo-Ixta, la Malintzi, el Citlaltepetl y el Nevado de Toluca. Miguel Ángel de Quevedo entusiasmado por las posibilidades, creo el famoso Vivero de Coyoacán, formo viveros con la ayuda de mi padre en muchos lados y planto arboles al borde de todas las carreteras del altiplano, el arbolado de los Fuertes Loreto y Guadalupe en Puebla es de esa época.
En cuanto al agua, el Ing. Ernesto Kurt Feldmann fue nombrado en 1939 jefe del Departamento de Agua Potable de la Ciudad de Puebla, siendo la dotación de agua de la ciudad de 279 Lts/seg. y 30 años después cuando por un accidente por el cual murió dejo a la ciudad con 1600 Lts/seg. (Aumentado por mi posteriormente, siempre en base a la radiestesia a 2,300 Lts/seg), realizando muy diversas obras como las Galerías Filtrantes del Conde y Oropeza, el primer pozo profundo el del Cristo y luego los de Cieneguilla, Xonaca, Col Humboldt, Remetería y otros y en 1956 su obra máxima que funciona todavía hoy en día con 500 Lts/seg. en Apetlachica sobre un solo acuífero. No se de nadie más a quien hallan felicitado 5 presidentes de la República por sus trabajos de reforestación y agua potable: Cárdenas, Manuel Avila Camacho, Ruiz Cortines, Lopez Mateos Y Diaz Ordaz (tengo las fotos correspondientes)
Volkswagen de México se estableció en Puebla gracias a que el soluciono el delicado problema de que no se encontraba agua adecuada en toda la zona. El Presidente Lic. Gustavo Díaz Ordaz, poblano, tenía interés en que la empresa se quedara en Puebla. Se enviaron los mejores geólogos de la entonces Secretaria de Recursos Hidráulicos, encontraron agua sulfurosa pero no lo que se necesitaba. Al morir mi padre el entonces Gobernador de Puebla me pidió que me hiciera cargo del Departamento de Agua Potable, que no quería que nadie echara a perder la obra de mi padre. En un recorrido me platico como Volkswagen se había quedado en Puebla. Me dijo que el estimaba mucho a mi padre, que al fracasar los geólogos, él le encargo solucionar el problema y muriéndose de risa me platico que estando perforando el pozo en el lugar indicado por mi padre llego el Ing. Hundsberg jefe del equipo de geólogos, se presentó haciendo una inspección con el Ing. Merino y pasando junto a la perforadora dijo textualmente: ¿Quién es “el pendejo” que dijo que se debía perforar en ese lugar? A los pocos días estando en pleno aforo, le hablo el Ing. Merino al Ing. Hundsberg, quien se lanzó a Puebla, mostrándosele el Análisis Químico, y se le dio un vaso del agua que brotaba del pozo en un chorro precioso, diciéndole luego: ¡Quiero presentarle “al pendejo”, que dijo que debíamos perforar aquí, el Ing. Feldmann! y se moría de risa. Volkswagen se quedó en Puebla gracias a mi padre y después se asentaron muchas otras industrias satélites que beneficiaron tremendamente a Puebla.
Desde su conversión al catolicismo, él había sido luterano igual que Ángela Merkel, apoyo los trabajos de Mons. Octaviano Marques por la Iglesia, y ayudaba a todo el que pudiera.
La filantropía es buena, pero mejor aún es la caridad, porque aquí se ayuda al próximo por amor a Dios. Se acaba de galardonar a seis poblanos que bien se lo merecen, pero nunca se le ha dado, inclusive post mortem, un reconocimiento, dando su nombre a un bulevar, no habiendo en la historia otro hombre que haya hecho tanto por Puebla y por México. Debe tenerse además en cuenta que por él, Puebla cuenta con un Parque Ecológico más grande que el Parque de Chapultepec de la Ciudad de México, y esta por instalares el Museo de Ecología y Arqueología Regional que contaría con piezas que el mismo Museo de Antropología e Historia de México nos envidiaría, parte de la extraordinaria colección arqueológica que fue reuniendo con mucho cariño desde que llego a México en 1923.
Hay vidas que hay que resaltar para que sirvan de ejemplo y estímulo a quienes venimos detrás, para actuar por un mundo mejor, no al último por la naturaleza, superándonos en lo personal.
¡Honor a quién honor merece!
“Donde hay bosques hay agua y aire puro; donde hay bosques y aire puro hay vida”
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