Comentario a columna de Óscar Benassini Excélsior 20 de abril 2017
“La verdad se corrompe tanto como la mentira con el silencio”
Cicerón
Son muchos los que no resisten la tentación de realizar la crítica fácil a la Iglesia Católica. Un ejemplo de ello es Óscar Benassini quien en su columna fechada el 20 de abril de 2017 http://www.excelsior.com.mx/opinion/oscar-benassini/2017/04/20/1158650 en el periódico Excélsior, cae en varias imprecisiones las cuales me permito comentar de forma puntual:
1.- El Papa Francisco nunca ha mostrado una postura diferente a la que la Iglesia tiene desde hace tiempo en cuanto a la homosexualidad, el matrimonio o la familia. El autor nunca citó fuentes para demostrar lo anterior, me imagino se refiere a lo que dijo el Papa el 29 de julio de 2013 al regresar de Rio de Janeiro donde señaló:“si una persona es gay y busca al Señor con buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?” http://www.excelsior.com.mx/global/2013/07/29/911083 Lo que a También a Don Óscar y a muchos medios les faltó revisar, es lo que señala desde hace mucho tiempo el Catecismo de la Iglesia Católica sobre los homosexuales, este documento publicado por San Juan Pablo II en su punto 2358 señala que estas personas: “Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta.” No veo ninguna diferencia entre lo señalado por el Papa y lo escrito en el Catecismo de la Iglesia Católica. Me gustaría saber qué declaración del Papa ha estado en contradicción con la doctrina católica.
2.- Sobre el celibato sacerdotal, el columnista sólo cita a una revista (Proceso) para afirmar que el ala conservadora de la Iglesia ha impedido eliminar el celibato, que en su opinión es el gran problema de la Iglesia Católica. Quizá el Doctor Benassini no se enteró que el Papa Benedicto XVI en virtud de la promulgación de la Constitución Apostólica Anglicanorum coetibus, ha dispensado de la obligación señalada en el cánon 277§1 a algunos sacerdotes anglicanos que han acogido la fe católica, tampoco sabe que en ciertos ritos orientales los sacerdotes pueden estar casados.
El celibato es un don por el cual los ministros pueden unirse a Cristo, esto por el lado sobrenatural, pero humanamente es comprensible que quien se entrega al servicio de la Iglesia en cuerpo y alma, no pueda entregarse a otra persona como el matrimonio lo exige; sería una contradicción. No es casualidad como dice Pablo VI en su encíclica Sacerdotalis Coelibatus “…en oriente solo los sacerdotes célibes pueden ser obispos y los sacerdotes mismos no pueden contraer matrimonio después de la ordenación sacerdotal…”. Es decir, incluso en los ritos de la Iglesia Católica en los que hay sacerdotes casados, se prefiere a los no casados para tareas que impliquen mayor entrega como lo es el orden episcopal.
Lo más grave de la columna de Benassini es que sin pruebas o estadísticas, pretende demostrar que el celibato es la causa de la pederastia que desafortunadamente se ha presentado en la Iglesia, creo que las causas de este mal son otras y que además merecerían un estudio más amplio. Es un absurdo afirmar que la continencia sexual es el motivo para que un varón mayor de edad abuse sexualmente de un menor de edad, es evidente que en ese comportamiento intervienen otros desordenes. Un dato que demuestra el error en la lógica presentada por el columnista, es que la mayoría de los abusos sexuales en contra de menores es perpetrado por un miembro de la familia (de acuerdo a un estudio realizado en el 2013 por el Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género de la Cámara de Diputados); como bien sabemos en esta institución no es obligatorio el celibato, aun así es donde desafortunadamente este crimen se presenta en mayor proporción. Cabe además señalar que la posición de la Iglesia ante este terrible mal ha sido enérgica, entendiendo que su autoridad espiritual no le permite imponer penas corporales, como sí lo deben de hacer las autoridades civiles.
Me gustaría transmitir que tanto columnistas, escritores, medios y lectores tenemos la responsabilidad de no tergiversar más la verdad y menos por intentar obtener algunos clics. Es imperativo que profundicemos de manera seria en la intención de lo que publicamos, hablamos y compartimos, sólo en la medida que logremos esto podremos dialogar con entendimiento.
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