El gran maestro universitario que dio a conocer en el mundo el derecho laboral de nuestro país, Mario de la Cueva, dejó escrito en su obra “El Nuevo Derecho Mexicano del Trabajo”, que los salarios mínimos son la cantidad menor que la sociedad concede a los millares de hombres que llevan una existencia que en muchos aspectos está más cerca de la vida animal que de la humana.
No hay información cierta sobre cuántos trabajadores en México prestan sus servicios con el pago de un salario mínimo; se habla de que son entre cinco y siete millones, y que muchos hombres y mujeres que viven de su trabajo ni siquiera alcanzan el salario mínimo. De esta manera viven en la marginación total, no tienen comida, no tienen vestido, no tienen techo.
A raíz de la determinación del salario mínimo que entró en vigor el primero de diciembre, que pasa de 80.04 a 88.36, el maestro Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, demandó a las autoridades que el incremento a los salarios mínimos se realizará con enfoque humanista y no marcadamente economicista. Dijo que “En buena parte, la vida digna de las personas depende del aumento al salario mínimo”.
Con los 8 pesos 32 centavos que aumentó el salario mínimo no alcanza siquiera para comprar una torta con huevo. Con frecuencia dirigentes empresariales han declarado que no hay quien contrate sus servicios por un salario mínimo. La realidad muestra que sí los hay, como lo acabamos de señalar. Desgraciadamente las cifras que se publican no dicen con claridad cuántos trabajadores son los que perciben un salario mínimo y cuántos menos de uno.
Luis Raúl González Pérez, presidente de la CNDH, en su reciente declaración expresó: “Conforme a las líneas de bienestar que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social expone, se observa que con el incremento de 80.04 a 88.36 pesos (vigente a partir del primero de diciembre), resulta una percepción mensual de 2 mil 650.8, que sigue estando por debajo de la canasta alimentaria urbana, pues de acuerdo con cálculos publicados en octubre de 2017, las líneas de bienestar se fijan en 2 mil 924.94 pesos”.
Ese aumento al salario mínimo que entró en vigor a partir del primero de diciembre, es insuficiente para satisfacer las necesidades básicas de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos, como dispone la Constitución de la República en el artículo 123.
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