Tapadismo

El tapadismo está a todo lo que da. La comentocracia, feliz con toda “la liturgia” priista de la decisión del candidato priista a la Presidencia. Los columnistas no caben de gusto platicando de cenas, bodas, bautizos en los que están presentes el presidente Peña y “los tapados” incluido al mismísimo ungido. Las miradas que se cruzan, las sonrisas, los gestos, todo es contado, registrado. Que si en una comida pidió a unos que le pasaran en un papelito cuál era su favorito; que si se juntaron a platicar fulano y sutano y se le quedaban viendo bien gacho a Osorio Chong; que si Pepe Mit (como le dice López Obrador) se cortó el pelo y se muy acá; que si Aurelio Ñuño (así le dicen de cariño: Ñuño) andaba a la carcajada con Narro; que si Narro es bien vacilador; que a De la Madrid lo invitaron a última hora para que no sintiera feo; que se reunieron todos en casa de Anahí y de su esposo y que al día siguiente todos fueron a comer a los pinoles. En ese ambiente todos están siempre muy contentos menos Chong, al que ya le mandaron poner su “tatequieto” con un periodicazo a su familia y amigos haciendo negocios. Fuera de eso todos están felices de formar parte de ese equipo y todos saben que “ha llegado la hora”. Lo comentan entre sí: la hora ha llegado. Y voltean a ver al Presidente. Nunca se han preguntado qué tiene en la cabeza el Presidente, un priista no se formula esa pregunta, mucho menos cuando es de “el equipo”, pero ahora es el momento de tratar de adivinar qué personaje habita en sus pensamientos, quién será el favorecido, quién es el dueño de la voluntad presidencial, quién esperan todos para corear su nombre y potenciar sus virtudes.


Tapado Peña


Cuando entró este gobierno mencioné que se trataba de un regreso en muchas cosas, que en Los Pinos seguramente oían a Los Joao, tenían videocasetera y mandaban fax. Eso no es nada comparado con el regreso de esta ceremonia del tapado en la que es evidente que ha desatado la nostalgia entre quienes vivieron aquellas épocas de glorioso esplendor del PRI. Porque todos le entran a la adivinanza: López Obrador, priista al fin, hasta critica el dedazo en el cual es especialista; el neopopulista Ricardo Anaya menciona el nombre del secretario de Hacienda y se le llena la boca, los comentaristas en los medios hacen historia, vaticinan si es fulano o sutano.



Destacada actuación ha tenido Luis Videgaray, que se aventó duro a favor del de Hacienda y quiso dejar en claro ante todos que su gallo es Pepe Mit y que él lo conoció antes que todos y que son amiguis desde hace muchos años en los cuales vio que Mit desde chiquito se destacaba por su inteligencia y su patriotismo. Porque Mit fue bien patriota desde pequeño, se le veía en la mirada y en los trabajos que le ponían en el periódico mural y así dirige ahora la economía nacional; no sólo eso, Videgaray considera que Mit es uno “de los mexicanos más preparados” y talentosos, un tipo de una gran inteligencia y trayectoria impecable y que tiene valores y ama muchísimo a México. Conmovedor el retrato de superPepe. Con tal de decir “lo dije yo primero” ya dejó sin elogios a Peña, si es que destapa a Mit.



Lo cierto es que a cinco años de su mandato es un hecho que nadie le puede regatear méritos al Presidente en el manejo de su tapado. Lo ha hecho increíble, le ha salido muy bien. Es lo único que le reconocerán.

 

 

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