El cardenal Dieudonné Nzapalainga, arzobispo de Bangui, y Kobine Layama, imán de la mezquita central de la capital centroafricana, recibieron el pasado 2 de febrero el Premio Mundo Negro a la Fraternidad 2016, por su trabajo de diálogo y promoción de la paz en la República Centroafricana, un país inmerso en una grave inestabilidad desde que en marzo de 2013 las milicias de la Seleka tomaran el poder.
A partir de ahí, la violencia se ha instalado en la nación con esta guerrilla y los milicianos anti Balaka como actores principales. Los dos premiados, junto con el pastor Nicolás Nguerekoyame, presidente de la alianza Evangélica de Centroáfrica, han mediado en numerosas ocasiones y han hecho posible que la ayuda humanitaria llegue a poblaciones vulnerables habitadas tanto por cristianos como por musulmanes.
Este itinerario de Nzapalainga y Layama no ha sido fácil, especialmente algunos de sus gestos. Uno de ellos tuvo lugar en diciembre de 2013, cuando las milicias anti-Balaka lanzaron una dura ofensiva contra Bangui para controlar la capital. En apenas dos días murieron cerca de mil personas, y buena parte de la comunidad musulmana tuvo que abandonar la ciudad.
En ese contexto, Nzapalainga decidió acoger en su casa al imán Layama y a su familia. Estuvieron viviendo allí nueve meses. Este gesto fue duramente criticado por parte de las comunidades musulmana y cristiana, que no entendían esa forma de acogida y respeto mutuo. Sin embargo, ese gesto también llevó a que unos y otros conocieran a Nzapalainga y Layama como “los mellizos de Dios”.
A pesar del recrudecimiento esporádico de los combates en Bangui, los dos premiados trabajan día a día para convencer a toda la sociedad que es posible “tratarse como hermanos”, tal y como dijo el Papa Francisco en su viaje apostólico a República Centroafricana en otoño de 2015.
República Centroafricana padece conflicto político, no religioso
El Premio Mundo Negro a la Fraternidad 2016 es un reconocimiento que otorgan anualmente la revista Mundo Negro y los Misioneros Combonianos; y en esta ocasión fue entregado en el marco del XXIX Encuentro África, que se llevó a cabo del 3 al 5 de febrero en Madrid, España.
En el marco de este foro, el cardenal Dieudonné Nzapalainga y el imán Kobine Layama repasaron la historia reciente del país, en la que la Seleka y las milicias anti-Balaka protagonizan un conflicto que se ha calificado de religioso, pero que en realidad no lo es, según aclaran los religiosos. “No se trata de una guerra religiosa. Es una guerra con origen militar y político”, puntualizó el arzobispo Nzapalainga.
Los dos dirigentes religiosos apelaron al diálogo interreligioso como vía para la solución de conflictos como el que sufre la República Centroafricana desde marzo de 2013.
“El diálogo islamo-cristiano no es una teoría ni una abstracción, es una forma de vivir”, resaltó Nzapalainga, a lo que el imán añadió que “el diálogo interreligioso está en el fondo del Cristianismo y del Islam. Y la crisis de la República Centroafricana nos ha dado esta oportunidad”, que se canaliza a través de la Plataforma de Confesiones Religiosas, en la que también participa la Alianza Evangélica de Centroáfrica (RCA).
Preguntados sobre la posibilidad de exportar el modelo de diálogo interreligioso de RCA a otros lugares, revelaron que países como Holanda e instituciones como la propia Unión Africana han mostrado interés en estudiar el modelo centroafricano.
Aquí “hay que dar un salto hacia el otro. Ahí está el origen del problema: el miedo al diferente”, finalizó el cardenal Nzapalainga.
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