Cuando a la comunidad civil y a las empresas les faltan las capacidades de los jóvenes, toda la sociedad se marchita, y la vida de todos se apaga: Francisco.
El mundo requiere construir una economía de paz y no de guerra, aseguró el papa Francisco al suscribir con un pacto con mil jóvenes de todo el mundo quienes se comprometieron a impulsar este nuevo modelo económico más humano al servicio de la vida.
El movimiento internacional juvenil “Economía de Francisco” se encargó de reunir a jóvenes procedentes de 120 países en Asís, Italia, quienes individualmente y en conjunto se comprometieron a generar “una economía de paz y no de guerra, una economía que contrasta con la proliferación de armas, especialmente las más destructivas, una economía que cuida la creación y no la saquea”.
El evento que se llevó a cabo durante tres días en Asís, fue clausurado el domingo por el Sumo Pontífice quien reconoció que a pesar de que “nuestra generación les ha legado varias riquezas, no hemos sabido preservar el planeta y no preservamos la paz”, por lo que exhortó a quienes hoy son el presente y futuro del mundo cambiar esta situación. “A ustedes les corresponde construir la casa común, una casa común que está en ruinas”, subrayó.
El papa Francisco pidió a los jóvenes y a los empresarios que no olvidarse del trabajo ni de los trabajadores, pues aseguró que el trabajo es ya el reto de nuestro tiempo y lo será más en el futuro. “Sin un trabajo digno bien remunerado los jóvenes no se convierten realmente en adultos y las desigualdades aumentan”.
El Obispo de Roma aseguró que “cuando a la comunidad civil y a las empresas les faltan las capacidades de los jóvenes, toda la sociedad se marchita, y la vida de todos se apaga. Falta creatividad, falta optimismo, falta entusiasmo. Una sociedad y una economía sin jóvenes son tristes, pesimistas, cínicas. Pero gracias a Dios ustedes están: no sólo estarás mañana, sino que están hoy; no son sólo el ‘todavía no’, son también el ‘ya’, son el presente”.
Con el pacto firmado en la ciudad de San Francisco, los jóvenes economistas, empresarios y agentes del cambio se comprometen a entregar su vida para que la economía de hoy y de mañana esté al servicio de la persona, de la familia y de la vida, respetuosa con cada mujer, hombre, niño, anciano y especialmente con los más frágiles y vulnerables, una economía en la que el cuidado sustituye el descarte y la indiferencia, una economía que no deja a nadie atrás, para construir una sociedad en la que las piedras descartadas por la mentalidad dominante se conviertan en piedras angulares.
Entre los compromisos asumidos por los jóvenes se destaca el buscar que exista una economía que reconoce y tutela el trabajo digno y seguro para todos, en especial para las mujeres, una economía en la que la finanza es amiga y aliada de la economía real y el trabajo y no contra ellos, una economía que sabe valorar y custodiar las culturas y las tradiciones de los pueblos, todas las especies vivientes y los recursos naturales de la Tierra.
Asimismo, que este nuevo modelo combata la miseria en todas sus formas, reduzca las desigualdades guiada por la ética de la persona y abierta a la trascendencia, una economía que crea riqueza para todos, que genera alegría y no sólo bienestar, porque una felicidad que no se comparte es demasiado poca.
El evento de Asís fue el fruto del trabajo a distancia realizado en los últimos tres años por jóvenes de diversas partes del mundo quienes apuestan por una sociedad más justa, igualitaria y en armonía con la naturaleza.
El pacto firmado representa una invitación abierta a que más jóvenes se sumen a un esfuerzo local y global para construir alternativas económicas orientadas a preservar la vida para las siguientes generaciones.
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