Las personas de 56 años y más que frecuentemente hacen ejercicio, realizan tareas domésticas y conviven con amigos o familiares a diario tienen una mejor salud mental.
Hacer ejercicio, realizar tareas del hogar y las visitas sociales pueden reducir el riesgo de sufrir algún tipo de demencia, reveló un estudio dirigido por Huan Song, de la Universidad de Sichuan en Chengdu, China.
La investigación reportada en la revista médica de la Academia Americana de Neurología, #Neurology, analizó los efectos de estas actividades, así como las actividades mentales y el uso de dispositivos electrónicos en personas con y sin mayor riesgo genético de demencia.
“Muchos estudios han identificado factores de riesgo potenciales para la demencia, pero queríamos saber más sobre una amplia variedad de hábitos de estilo de vida y su papel potencial en la prevención de la demencia. Nuestro estudio descubrió que el ejercicio, las tareas domésticas y las visitas sociales estaban relacionadas con un menor riesgo de varios tipos de demencia“, indicó Huan Song.
Para la investigación, se consideraron a 501 mil 376 personas de una base de datos del Reino Unido sin demencia y cuya edad promedio era de 56 años, quienes al inicio del estudio respondieron a cuestionarios entre los que se incluyeron preguntas sobre actividades físicas que realizaban como subir escaleras, caminar y participar en deportes extenuantes y con qué frecuencia las llevaban a cabo.
También se les preguntó sobre las tareas domésticas, las actividades relacionadas con el trabajo y el tipo de transporte que utilizaban, incluyendo la bicicleta o si iban a pie.
Asimismo, los participantes respondieron otro formulario sobre actividades mentales. Este incluyó su nivel de educación, si asistían a clases de adultos, cada cuánto visitaban a sus familiares o amigos, si visitaban clubes sociales o religiosos y con qué regularidad usaban dispositivos electrónicos como juegos de ordenador, ver la televisión y hablar por teléfono.
También se les preguntó si tenían algún familiar directo con demencia, lo que ayudó a los investigadores a determinar si existía riesgo genético de padecer Alzheimer. Los participantes en el estudio fueron seguidos durante una media de 11 años. Al final del estudio, de los 501 mil 376 participantes, cinco mil 185 habían desarrollado demencia.
Tras ajustar múltiples factores como la edad, los ingresos y el tabaquismo, los investigadores descubrieron que la mayoría de las actividades físicas y mentales estudiadas mostraban vínculos con el riesgo de demencia. Es importante destacar que los resultados se mantienen después de considerar las altas correlaciones e interacciones de estas actividades.
Las personas que estaban muy comprometidas con patrones de actividad que incluían ejercicios frecuentes, tareas domésticas y visitas diarias a familiares y amigos tenían 35, 21 y 15 por ciento menos de riesgo de demencia, respectivamente, en comparación con las personas que estaban menos comprometidas con estos patrones de actividad.
La tasa en las personas que hacían ejercicio con frecuencia era de 0.45 casos por cada mil años-persona, en comparación con los 1.59 de las personas que rara vez hacían ejercicio. Los años-persona tienen en cuenta el número de personas en un estudio, así como la cantidad de tiempo invertido en el mismo.
En cuanto a las personas que realizaban tareas domésticas con frecuencia tenían una tasa de 0.86 casos por cada mil personas-año, en comparación con 1.02 para las personas que rara vez las llevaban a cabo.
Las personas que visitaban a la familia a diario tenían una tasa de 0.62 casos por cada mil personas-año, frente a los 0.8 casos de quienes sólo visitaban a los amigos y familiares una vez cada varios meses, reveló el estudio.
“Nuestro estudio ha encontrado que al participar con más frecuencia en actividades físicas y mentales saludables, las personas pueden reducir el riesgo de demencia”, dijo Song pero reconoció que se necesita más investigación para confirmar los hallazgos. Sin embargo, aseguró que los resultados son alentadores de que hacer estos simples cambios en el estilo de vida puede ser beneficioso.
Los investigadores encontraron que todos los participantes se beneficiaron del efecto protector de las actividades físicas y mentales, tuvieran o no antecedentes familiares de demencia.
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