Para reclutar a niños, niñas y jóvenes, los grupos delictivos utilizan amenazas, violencia física, enamoramiento, promesas de dinero o empleo a través del engaño.
En México, las escuelas se han convertido en el principal centro de reclutamiento de bandas, pandillas y crimen organizado, los cuales enganchan a niños desde los siete años a fin de utilizarlos para transportar armas y servir como reclutas de organizaciones criminales, aseguró Walter Murcia, asesor del Centro Regional de Naciones Unidas para la Paz, el Desarme y el Desarrollo en América Latina y el Caribe (Unlirec).
Durante la presentación del informe Violencia armada y afectaciones a la niñez y la adolescencia, de la iniciativa #TejiendoRedesInfancia, Murcia también resaltó que el uso de armas es percibido como un sinónimo de poder y que en América Latina cada vez más se ha ido naturalizando como parte de una cultura.
El especialista resaltó que las escuelas no funcionan como islas, sino que están influidas de lo que pasa en nuestras sociedades, por lo que esta “normalización” del uso de las armas en América Latina se ha extendido a los centros educativos.
Walter Murcia señaló que de acuerdo a datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), cinco países con las tasas de homicidios más altas en el mundo se ubican en América Latina. El homicidio es la principal causa de muerte entre niños y jóvenes de entre 10 a 19 años, y aproximadamente 67 jóvenes de esa edad son víctimas de homicidio en la región.
En este sentido, el reporte señala que “casi una quinta parte de las niñas y niños del mundo, representados aproximadamente en 415 millones, viven en la actualidad en zonas de conflictos armados, de los cuales 170 millones viven en países de África… Esto sin desconocer que en países de la región latinoamericana y del Caribe también las niñas y niños se ven afectadas y afectados por la violencia proveniente de conflictos armados y del crimen organizado como es el caso de Colombia, Venezuela, México, El Salvador”.
Cabe destacar que gran parte del informe muestra la experiencia que Colombia ha tenido y que dada la similitud de los problemas de violencia que se viven en diversos países de la región sirven como espejos además de que muestra las estrategias que se han puesto en marcha para prevenir y buscar erradicar dicha problemática.
El documento destaca que las estrategias de reclutamiento de los niños y jóvenes en los grupos delictivos son diversas y están determinadas por el actor armado. Algunas están relacionadas con amenazas, violencia física para llevarse al niño o la niña, enamoramiento de niñas y mujeres adolescentes, promesas de dinero o empleo a través del engaño, entre otras.
Una nueva práctica de reclutamiento, indica, se da particularmente en los sectores urbanos, en la que el niño o la niña sigue habitando en su casa, va a la escuela y está en su comunidad, pero el control de su vida pertenece al actor armado y este determina las funciones a cumplir, establece las rutinas diarias, le permite ascender en la línea de mando y en algunos casos, la familia conoce y legitima esta situación en la medida que el actor armado se convierte en proveedor.
Asimismo, indica que los menores reclutados son utilizados, en el caso específico de Colombia pero no exclusivo, para participar en grupos armados donde cumple con todas las funciones asignadas por del grupo en lo correspondiente a la vida militar como auxiliares, informarte, mensajero, vincular a otros niños, entre otras.
Por otra parte, Julia Castellanos, investigadora del Observatorio de Niñez y Conflicto de la Coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado en Colombia (Coalico), señaló que el cierre de escuelas derivado de la pandemia ofreció una mayor oportunidad para los grupos delictivos de reclutar a los menores. Asimismo, mencionó que la migración ha sido otro factor para que esta problemática se potencie.
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