Todo ciclo de energético implica que el 100% de tus sentidos estén en el acto, tema o propósito a realizar. Un inicio ritualizado dispone cuerpo, mente y energía en una misma dirección.
Efectivos, eficientes y productivos. Así buscan ser la mayoría de las personas exitosas que conozco. Y lo son tan persistente y sostenidamente, que dan la impresión de ser sujetos de logros infinitos.
Unos con un estilo acelerado e intenso y otros con una serenidad que no admite alteración de ruta, los más fructíferos en entornos de alta exigencia suelen tener un uso celoso de dos recursos finitos: su tiempo y su energía.
Sus descansos pueden ser metódicos o forzados y su alimentación óptima o desordenada, pero el denominador común es que cuando entran en ‘flow’ productivo, su disposición energética –corporal, intelectual y espacial– está perfectamente alineada a su intencionalidad.
Si la administración del nivel de energía personal es lo más notable para catapultar la capacidad productiva, ¿en qué debemos acentuar nuestro esfuerzo para maximizar nuestra productividad? Aquí 3 puntos para la reflexión:
1)Identifica tu hora punta.- Aunque en realidad son bloques de horas en las que un individuo trabaja en el pico de su rendimiento. Para algunos es un horario específico del día (I.E. al amanecer) y para otros es un espacio de tiempo en la que se producen ciertas circunstancias (I.E. privacidad).
No importa cuándo o cómo entres en estado óptimo de producción, lo que importa es que lo tengas más que claro y que organices tu ecosistema para que respeten esos espacios de despliegue y creación.
2)Domina la Ley de Parkinson.- Que establece que el trabajo se expande hasta que ocupa por completo el tiempo destinado para su realización. En otras palabras, las tareas pendientes tienen la capacidad de expandirse o contraerse para ajustarse al tiempo del que disponemos.
No acostumbrarse a bordar el límite de las fechas de vencimiento, no sólo permite evitar la procrastinación en su sentido más amplio, sino que ofrece márgenes para reposar y revisar asuntos relevantes que aspiran a la unicidad.
3)Establece tus rituales de inicio y cierre.- Todo ciclo de energético implica que el 100% de tus sentidos estén en el acto, tema o propósito a realizar. Un inicio ritualizado dispone cuerpo, mente y energía en una misma dirección. Y ese despliegue no tiene que ser ininterrumpido, pero sí incuestionablemente intencionado.
Y al terminar, un pequeño protocolo de cierre crea una desconexión saludable que refresca el estado de las cosas para un nuevo momento, sea una actividad profesional distinta, descanso o esparcimiento.
Todos disponemos de 24 horas al día y 60 segundos por minuto. Y todos gozamos de cierto nivel de energía a lo largo de eso que llamamos jornada. Lo que nos diferencia a tirios y troyanos es la capacidad de organizar el uso de esos dos recursos.
Los grandes, si bien son más disciplinados con su tiempo de lo que muchos visualizan, son mucho más cuidadosos en dedicar la energía adecuada y proporcionada sólo a aquello que les suma, declinando aquello que no lo hace.
Y sí. Cuando veamos personas con extraordinarias capacidades de construcción de resultados, cuidado con admirar el resultado sin concientizar los hábitos, procesos y elecciones que lo acaban haciendo posible.
Y sigo estudiando La Estrategia Emergente
Alejandro Salazar Yusti alude en su libro el ensayo de Michael Porter What is Strategy? “En el documento –explica– denunció la confusión persistente entre mejoramiento continuo (que conduce a la convergencia) y la estrategia”.
“Porter decía, en síntesis, que la estrategia es la construcción de posiciones únicas en el mercado; es decir, no se trata de ser mejores que los competidores sino más bien de ser incompatibles con ellos, en otras palabras, difíciles de imitar para los competidores”.
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