En 38 países hay 44 millones de personas que se encuentran a un paso de la hambruna, mientras que más de medio millón que viven en Etiopía, Sudán del Sur, Yemen y Madagascar se encuentran ya en condiciones catastróficas o de hambruna.
El mundo se enfrenta a una oleada de hambre, alertó António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y aseguró que cerca del 60 por ciento de la población desnutrida del mundo vive en zonas afectadas por conflictos.
Durante un debate en el Consejo de Seguridad sobre conflictos y seguridad alimentaria convocado por Estados Unidos, Guterres indicó que ningún país es inmune a esta situación y puso como ejemplo a Ucrania.
“En abril, el Programa Mundial de Alimentos y sus socios distribuyeron alimentos y dinero en efectivo a más de tres millones de ucranianos. Hasta marzo, su país alimentaba al mundo con abundantes cantidades de comida”, evidenció.
Guterres dijo que la mayor parte de los 140 millones de personas que padecieron hambre aguda el año pasado vivían en sólo 10 países: Afganistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, Haití, Nigeria, Pakistán, Sudán del Sur, Sudán, Siria y Yemen, y entre ellos ocho forman parte de la agenda del Consejo de Seguridad.
“Que no haya dudas: cuando este Consejo debate sobre conflictos, ustedes debaten sobre el hambre. Cuando ustedes toman decisiones sobre el mantenimiento de la paz y las misiones políticas, ustedes toman decisiones sobre el hambre. Y cuando ustedes no logran un consenso, las personas que padecen hambre pagan un alto precio”, remarcó.
El secretario general de la ONU indicó que en 38 países hay 44 millones de personas que se encuentran a un paso de la hambruna, y destacó que más de medio millón de personas en Etiopía, Sudán del Sur, Yemen y Madagascar se encuentran ya en condiciones catastróficas o de hambruna.
Igualmente, mostró especial preocupación por la situación de la seguridad alimentaria en el Cuerno de África que ya afecta a más de 18 millones de personas. La región padece la sequía más larga de las últimas cuatro décadas.
“En otras palabras, se enfrentan a la inanición y están haciendo todo lo posible para sobrevivir. Como siempre, las mujeres y las niñas son las más afectadas, y esto se refleja en el aumento de los índices de trata de personas, matrimonios forzados y otros abusos”, describió.
Por si todos estos problemas no fueran suficientes, Guterres añadió otro elemento distorsionador: la guerra en Ucrania que consideró “añade una nueva y temible dimensión” a este escenario.
Explicó que la invasión rusa ha acabado con las exportaciones de alimentos de ese país y que el aumento de los precios de los bienes básicos de hasta el 30 por ciento amenaza a la población de países de África y Oriente Medio, como Camerún, Libia, Somalia, Sudán y Yemen.
“Durante mi visita hablé de esta situación tan preocupante con los líderes de Senegal, Níger y Nigeria. Me confirmaron que estamos al borde de una tormenta perfecta que amenaza con devastar a las personas y las economías”, detalló.
Pese a destacar que las operaciones humanitarias de la Organización se están preparando para ayudar, aseguró que las organizaciones humanitarias también están sufriendo el impacto del aumento de los precios de los alimentos.
“En África Oriental, el coste de la asistencia alimentaria ha aumentado una media del 65 por ciento en el último año. El Programa Mundial de Alimentos ya se ha visto obligado a reducir su ayuda a ocho millones de personas hambrientas en Yemen”, alertó.
Por su parte, el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos explicó que antes del inicio de la crisis de Ucrania ya había advertido a todos los líderes mundiales que nos enfrentábamos “a una tormenta sin precedentes, una tormenta perfecta por los conflictos, la crisis climática y el COVID-19”.
Indicó que, antes del inicio de la pandemia, las cifras de personas que se encaminaban a condiciones de inanición crecieron de 80 a 135 millones; después, con la epidemia de COVID-19, pasó de 135 a 276 millones; y con la crisis en Ucrania, se elevará la cifra a 323 millones “como mínimo”.
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