Es importante discutir todos los otros temas de corto plazo, en particular el tema electoral, pero también es importante que no se olvide el tema de la educación.
La propuesta al principio de la semana pasada fue la de una reforma en la educación básica. En el acelerado ritmo de propuestas de reformas, el tema fue rápidamente desplazado por la reforma electoral. Lo cual no quiere decir que la propuesta de reforma en la educación básica haya pasado totalmente desapercibida. Hubo reacciones, señaladamente un desplegado propiciado por Gilberto Guevara Niebla, uno de los líderes históricos de la izquierda, en el cual se recogían una cantidad importante de críticas a dicha propuesta. Algo particularmente curioso, que muestra que no existe una total homogeneidad en las posturas de la izquierda. Lo cual, por otro lado, no sólo es de esperarse, sino incluso es algo saludable. Nos hemos acostumbrado, desgraciadamente, a posiciones monolíticas de las fracciones políticas, muchas de ellas con la idea de que sólo se puede estar de acuerdo con ellos de una manera total y radical o, en caso de diferir en algo, fácilmente te conviertes en su enemigo o, llevándolo al extremo, en un traidor a la Patria.
Hay algo interesante en el tema de la educación. Difícilmente se encuentra a alguien que opine que la educación no es importante. Pero habiendo unanimidad en este aspecto, es claro que no todos tienen el mismo sentido de urgencia para la mejora de la educación. O sea que la educación probablemente será siempre un tema importante pero no urgente. De manera que con cierta facilidad se pospone. Hasta que el asunto se vuelve una crisis. Esto tiene que ver, por supuesto, con la naturaleza misma de la educación. Las consecuencias de una reforma educativa no se verán rápidamente, no importa el esfuerzo que se haga para ponerla en práctica. Los resultados de cualquier reforma en este campo normalmente se verán en el largo plazo: sí estamos haciendo reformas en la educación básica será muy difícil ver el efecto de los cambios antes de 5 o 6 años. Mientras que, si esta reforma se postpone un año o 2, los resultados no serán muy diferentes.
Habiendo dicho esto, sí vale la pena tratar de hacer el análisis de los resultados previsibles de lo que hoy se propone. Se habla de una reforma que no promueva los conceptos del neoliberalismo. Una que vaya en contra del egoísmo de la población. Se propone que el alumno ya no sea el centro de la educación, sino la comunidad. Sin que quede muy claro cómo se diseñarán los planes de estudio, en caso de que se trate de aplicar algún tipo de planeación, para el caso de comunidades que no son totalmente homogéneas. Y no queda claro quién tomará la decisión sobre cuál de las tendencias de la comunidad tendrá primacía.
Se insiste también en que los temas deberán cambiar: poner el énfasis en los usos y costumbres de las comunidades, sus festividades, su cultura, y menos esfuerzo en cosas abstractas como puedan ser la aritmética, la geometría, el lenguaje y otros temas que pudieran servir para que la gente se vuelva, de alguna manera, neoliberal. Otro concepto es eliminar evaluación de los alumnos sustituyéndola por una autoevaluación. Lo cual, si estamos hablando de educación básica, dejaría pendiente resolver el modo de acelerar la madurez de los educandos de 7 a 12 años para que puedan hacer una autoevaluación válida.
Llama particularmente la atención la idea de erradicar el egoísmo. Un anhelo secular de la humanidad, documentado desde la Grecia clásica, pero que seguramente estaba ya presente mucho antes. Ha sido el tema de casi todas las religiones y de una buena parte de los filósofos. Y después de milenios de estar tratando de cambiar el egoísmo de una buena parte de la población, los resultados siguen siendo muy escasos. ¿Será acaso que la 4T tiene una fórmula que la humanidad aún no ha descubierto y qué piensa aplicar en esta reforma?
Entre los que se han opuesto públicamente a esta reforma, varios han dicho que estos conceptos no se aplican en ningún país. Lo cual puede que sea cierto a nivel macro, pero se han venido aplicando en las normales rurales y en algunos sectores de la CENTE. Con el resultado de que, con cierta frecuencia, los egresados de las normales rurales llevan a cabo “movimientos sociales” exigiendo que se creen plazas para los egresados de sus escuelas. Y esto es porque muchos de los egresados de estas no encuentran empleo, debido a que las habilidades que han adquirido no son las que se requieren para el sistema educativo actual.
Quedan otros puntos pendientes. La propuesta de reforma es únicamente para la educación básica. No queda claro cómo se compaginará el tipo de preparación de los alumnos de educación básica con los requerimientos de la educación media y superior, que generalmente establecerán conocimientos, como los de ciencias, matemáticas o lenguaje que no se le estarán proporcionando a los alumnos de la educación básica. ¿Será necesario agregar al sistema educativo algunos años lectivos donde los que tengan la posibilidad de avanzar a otros niveles educativos? ¿Recibirán cursos remediales para poder incorporarse a la educación media y superior? De aplicarse a rajatabla esta propuesta, estaremos perpetuando la pobreza, porque la gran mayoría no podrá acceder a la educación media y superior.
Claramente hay mucho por discutir. Esto es mucho más que una ocurrencia: es un cambio que no se ha consultado con la población y que tiene un matiz más ideológico que técnico. Es importante discutir todos los otros temas de corto plazo, en particular el tema electoral, pero también es importante que no se olvide este asunto, que en este momento no es tan lucidor.
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