Los ‘defaults’ pueden resultar en abono para nuestra productividad, pero también pueden derivar en distracciones injustificadas a colegas de nuestro entorno laboral.
No es una rutina, pero sí un acto en automático. No es ajeno a variaciones intencionadas, pero se hace de manera mecanizada. Una forma de sobreponer vacíos de actividad en horas productivas de tu jornada.
Hasta los momentos de mayor energización puestos al servicio de una tarea, tienen huecos que se crean por múltiples razones. Pausas en nuestro entorno o autogestionadas que nos ofrecen una oportunidad para hacer una microactividad fuera del flujo procesal productivo que ocupaba nuestra atención primaria.
En una de sus acepciones, un ‘default’ es hacer algo de manera predeterminada (en inglés). Se trata de eso que haces en inmediato, cuando se configura un supuesto. No es difícil sorprenderte haciendo algo que iniciaste mecánicamente cuando dejaste de hacer tu actividad primaria, la más relevante o, por lo menos, la del deber ser.
¿Cuáles son los ‘defaults’ más usuales y cómo impactan los flujos productivos de cualquier persona en nuestra organización? Aquí tres para la reflexión directiva:
1) ‘Defaults’ de aliento.- Una llamada o mensaje a un ser querido que te confirma que todo está bien. En el trabajo en casa, puede ser la escucha activa de los sonidos o voces que deben advertirse o no dependiendo de la hora.
Se trata de microactos que te confirman que todo se mantiene bien en tu entorno personal y que te permiten retomar tu actividad concentrada por otro bloque sostenido de tiempo.
2) ‘Defaults’ de revisión cualitativa.- Revisas un número, una pantalla o un sonido crítico en tu organización que valida en instantes que todo está en marcha como debe ser. Incluso puede ser pararte en un espacio de observación física que te permita apreciar la operación.
No buscas ver algo específico, ni observar a alguien en especial. Lo que ese acto ofrece es encontrar el todo operando en la sintonía que la organización requiere.
3) ‘Defaults’ de socialización.- Lanzas un comentario a alguien. Un mensaje, una sonrisa, una pregunta espontánea. Algo que te permita encontrar respuesta humanizada en otros que comparten tus coordenadas profesionales.
No buscas necesariamente una conversación profunda con alguien en ese momento, sino una interacción que valida el “aquí estamos” versus el “aquí estoy”.
Los ‘defaults’ son actos que nos descubrimos haciendo –de manera automática y casi inconsciente– cuando la intensidad de nuestro trabajo se topa con momentos de quietud o con espacios de silencio presencial o tecnológico. Es lo que hacemos cuando el oleaje baja, dirían los afectos a la navegación.
Los ‘defaults’ no son pausas programadas, ni decisiones conscientes de cambio de actividad. Tampoco son atención de solicitudes de terceros que exigen parar lo que venías haciendo. Y sí, pueden resultar en abono para nuestra productividad, pero también pueden derivar en distracciones injustificadas a colegas de nuestro entorno laboral.
“¿Cuál es tu ‘default’ en los huecos productivos?”, me preguntó un consultor hace años. Con el tiempo descubrí los tres. En las mañanas los de revisión cualitativa, en las tardes los de socialización y en las noches los de aliento. Combinación en perpetua lucha contra la distracción improductiva.
Y ANAM tendrá su XXI Congreso en Acapulco
Percibo una muy positiva expectativa por la siguiente edición presencial del congreso anual de la Asociación Nacional de Abarroteros Mayoristas. A.C., que ocurrirá del 11 al 13 de mayo en el Princess Mundo Imperial.
Esta edición gozará de las conferencias de Raciel Sosa, Enrique Gómez Gordillo y Cecilia González Garza. Es un evento obligado para directivos y familias de los grandes abarroteros del país, al que hacen bien en asistir comerciantes en crecimiento de ese enorme mundo del comercio en México. ¡Ahí nos vemos!
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