El marco de derechos humanos que existe para las personas mayores es totalmente inadecuado y brinda una cobertura fragmentada e inconsistente de sus derechos humanos, tanto en la ley como en la práctica, consideró Michelle Bachelet.
“Hoy más que nunca, las personas mayores necesitan una mayor protección para disfrutar plenamente de sus derechos humanos. Pero la realidad es que los marcos legales internacionales, que deberían proteger a todos, sin discriminación, todavía invisibilizan a las personas mayores”, afirmó la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Michelle Bachelet Jeria.
Durante su participación en la doceava sesión del Grupo de Trabajo sobre Envejecimiento, que tiene lugar en el auditorio de la Asamblea General de la ONU, resaltó que la crisis generada por la pandemia de COVID-19 ha expuesto y profundizado la falta de protección de los derechos de las personas mayores.
Bachelet dijo que ha quedado demostrado cómo la discriminación relacionada con la edad crea y exacerba la pobreza y la marginación, y cómo amplifica las amenazas a los derechos humanos. “Las personas mayores se han quedado al margen de la sociedad en el momento en que más necesitan nuestro apoyo”, subrayó.
Agregó que además de la pandemia el cambio climático impacta más gravemente la salud, el acceso a alimentos, agua y saneamiento, tierra, vivienda y medios de subsistencia de los ancianos.
Asimismo, indicó que las crisis humanitarias y los conflictos son otras situaciones que acentúan la vulnerabilidad de las personas de edad, como se observa en Siria o Ucrania y otros escenarios de violencia y carestía. “Frente a estos desafíos, enfatizó que es imperativo fortalecer los derechos humanos de las personas mayores” a lo que todo el mundo debe sumarse.
Bachelet se refirió a las proyecciones que indican que para 2050 se duplicará el número de adultos mayores de 65 años y que ese grupo superará al de jóvenes entre 15 y 24 años.
Tras recordar que toda la gente envejece, apeló a un espíritu de solidaridad intergeneracional para desbloquear el avance hacia la protección de los derechos humanos en cada etapa de la vida.
La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos consideró que el marco de derechos humanos que existe para las personas mayores “es totalmente inadecuado y brinda una cobertura fragmentada e inconsistente de sus derechos humanos, tanto en la ley como en la práctica”.
“Sus derechos continúan siendo ignorados y desatendidos en las políticas y programas nacionales. A nivel internacional, simplemente se olvidan”, por lo que consideró que se requieren instrumentos de garantías fundamentales específico para ese colectivo.
Michelle Bachelet advirtió también que la discriminación por edad es “omnipresente” en todas las sociedades, con estereotipos que “pueden ser peligrosos”. Ese tipo de discriminación, acotó, se agudiza por la insuficiencia de marcos de protección.
Para reforzar esta afirmación, la alta comisionada argumentó que en la actualidad ninguno de los tratados de derechos humanos de las Naciones Unidas contiene disposiciones específicas sobre discriminación por edad.
Bachelet Jeria instó a los participantes en la sesión del Grupo de Trabajo sobre Envejecimiento a delinear las medidas decisivas que se precisan para el desarrollo de propuestas de un instrumento legal internacional que promueva y proteja los derechos y la dignidad de las personas mayores.
Explicó que este proceso deberá garantizar la participación sustantiva de la sociedad civil, las instituciones nacionales de derechos humanos y todos los actores interesados. Y los más importante, resaltó, es que las voces y la experiencia de las propias personas mayores deben ser la guía para la elaboración de dicho instrumento.
“Me gustaría imaginar un mundo en el que las personas mayores en todas partes tuvieran la garantía de vivir una vida digna, con seguridad económica. Un mundo en el que puedan continuar con su trabajo y contribuir a la sociedad durante el tiempo que deseen y puedan hacerlo. Donde puedan vivir de forma independiente y tomar sus propias decisiones”, señaló.
En ese mundo, detalló, los ancianos deberán estar libres de la violencia, el abandono y el abuso; y los servicios de salud de calidad serán accesibles para todos.
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