En el mundo, 15 millones de personas sufren infartos cerebrales

Los investigadores aseguraron que después de un infarto ocurre una redistribución cerebral en la que se activan áreas nuevas, a fin de realizar las funciones que no puede realizar la zona colapsada.



Durante la Semana del Cerebro, organizada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), expertos explicaron que el cerebro “tiene una capacidad sorprendente de reorganización y redistribución de tareas después de que ocurre un infarto cerebral, el cual provoca que deje de funcionar una pequeña parte de ese órgano”.

“La Semana del Cerebro es un evento mundial cuyo objetivo fundamental es dar a conocer la importancia de comprender el funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso”, comentó María Soledad Funes, directora del Instituto de Fisiología Celular (IFC).

Datos arrojan que los infartos neuronales son una patología común y se estima que 15 millones de personas en el mundo sufren un infarto cerebral. “La tercera parte muere de manera inmediata, mientras que de las dos terceras partes que sobreviven, la mitad se recupera relativamente bien; y la otra mitad tiene consecuencias clínicas o secuelas muy graves que son incapacitantes”.

Por su parte, Luis Bernardo Tovar y Romo, investigador principal del IFC, indicó que descifrar el conectoma, que es la conexión entre neuronas, “es mucho más complejo que hacerlo con el genoma, pues las conexiones existen por trillones y suceden de manera individual entre una neurona y otra”.

“Con apoyo de modelos animales de laboratorio, microscopios de última generación y simulaciones en computadora, es posible entender algunas de ellas (conexiones) que participan en su plasticidad y es capaz de repararse a sí mismo de manera parcial”, indicó Tovar y Romo.

El investigador explicó que las células gliales, que también son llamadas astrocitos, podrían ser útiles para hacer más eficiente la restauración después de un infarto y también podría reducir las secuelas en una persona luego de sufrir esa condición.

Los astrocitos están encargados de regular los mecanismos antioxidantes que le permiten a la neurona defenderse de sustancias derivadas del oxígeno que la ponen en peligro; promueven la nutrición neuronal y el control de neurotransmisores para que no actúen en exceso, entre otras funciones.

Además, los investigadores aseguraron que después de un infarto ocurre una redistribución cerebral en la que se activan áreas nuevas, a fin de realizar las funciones que no puede realizar la zona colapsada.

 

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