La promesa de acabar con la violencia en el país es una más de las incumplidas por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
De manera reiterada se viene señalando que la estrategia de abrazos y no balazos del gobierno de Andrés López Obrador es un fracaso. No sólo eso, los sucesos en torno al intento de arresto de Ovidio Guzmán López, hijo del Chapo, que terminaron en el sometimiento de las Fuerzas Armadas a las amenazas de los narcotraficantes por instrucciones del presidente que tardó en reconocer, así como el posterior encuentro con la Mamá del líder del Cártel, han levantado suspicacias en torno a la relación del Presidente y Morena con el crimen organizado.
El Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, A. C. ha dado a conocer las cifras del Rankin de las Ciudades más Violentas del mundo, revelando que varias ciudades mexicanas, particularmente del Estado de Michoacán –con Zamora a la cabeza- ocupan lugares distinguidos del “Top Ten” de las ciudades más violentas del mundo.
Michoacán, en particular, suele ocupar los últimos lugares en materia de desarrollo general en el país, pero en esta materia, se destaca no solo a nivel nacional, sino también internacional. Recientemente fuimos testigos de la ejecución de más de once personas en San José de Gracia y de acuerdo con lo que se aprecia de los videos difundidos, no hubo distinción entre hombres y mujeres. Pero no es un caso aislado, los problemas en Tierra Caliente han provocado emigraciones masivas y han paralizado la vida productiva. Junto a Morelia, en Tarímbaro, encuentran siete ejecutados. Asesinan, ahora, al alcalde de Aguililla.
En ese contexto, con un falso optimismo, la Secretaría de Turismo de Michoacán anuncia la espera de miles de turistas en Semana Santa, como si la entidad estuviera tranquila. Tuvo que acudir el Embajador de Estados Unidos en México para advertir que su gobierno seguirá recomendando a los norteamericanos que no visiten el Estado, hablando con claridad sobre la preocupación que hay en torno a la inseguridad. Otra ciudad destacada en el rating de la violencia, según lo informado, es Uruapan. No son sólo las poblaciones rurales o aisladas las víctimas de la violencia, también las zonas de importancia política, social y económica, están bajo fuego.
Este escenario, que corresponde principalmente a cifras de 2021, es producto del abandono que el Gobierno Federal tuvo al Estado durante el gobernó de Silvano Aurioles, del PRD, como parte del evidente bloqueo del residente Andrés Manuel López Obrador a quien habiendo sido compañero de partido, en las pasadas elecciones presidenciales prefirió apoyar al candidato del PRI.
Se simularon acciones del Ejército y la Guardia Nacional, se les construyeron instalaciones, pero en la práctica se les impidió operar y hasta sufrieron acoso de la población. Pero apenas llegado el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, de Morena, se hizo gala de protección al Estado y hasta lo visitó el Presidente. Tardía resolución, lejos de amedrentar a la delincuencia, pareciera envalentonada. En San Juan Parangaricutiro se realiza un encuentro que deja un saldo de 4 muertos y 32 detenidos. La violencia es cotidiana.
Pero lo que ocurre en Michoacán también sucede en Ciudad Obregón, Zacatecas, Tijuana, Celaya, Juárez y Ensenada. De acuerdo con la información del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, A. C., nuestro país es el que tiene el mayor número de ciudades violentas: 18 de 50.
Por otra parte, siguen las desapariciones que siguen elevándose y en 2021 fueron 9 mil473 personas las que fueron privadas de la libertad, según reconocen las cifras oficiales. Muchos de estos secuestrados terminaron asesinados por parte de los criminales, aunque los cadáveres no aparecen y, para el Gobierno, si no hay cuerpo no hay delito, como quedó claramente expresado por el Presidente después de la matanza en San José de Gracia, un discurso muy diferente al que se hacía a propósito de Ayotzinapa.
La realidad mexicana contrasta, de acuerdo con el informe, con lo que ocurre en otros países donde se ha logrado controlar la delincuencia. Rio Branco y Maceió (Brasil); Minatitlán y Ciudad Victoria (México); Barquisimeto, Caracas, Cumaná, Guayana, Maturín y Valencia (Venezuela), salieron de los primeros lugares del Rankin. Muestra de que si se quiere, se puede.
Pero lejos de enfrentar la situación, el presidente se mantiene en su posición: abrazos, no balazos. ¿No hay alternativas? Las imágenes de los encuentros armados a pleno día circulan a nivel internacional. La promesa de acabar con la violencia en el país es una más de las incumplidas por el presidente Andrés Manuel López Obrador, que está más ocupado en sus otros datos y en agredir a periodistas, cuando éstos se cuentan entre las cifras de asesinados con impunidad. ¿Dónde está el optimismo que presume el Presidente? Los hechos demuestran que vive fuera de la realidad.
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