Las mujeres con origen en la parte más baja de la escalera social que no participan en el mercado laboral y que se dedican principalmente al cuidado de familiares experimentan menor movilidad social ascendente.
La falta de un Sistema Nacional de Cuidados (SNC) limita la movilidad social, principalmente de las mujeres que carecen de alternativas que les ayude a paliar el trabajo doméstico y de cuidados no remunerados de niños menores de edad, adultos mayores o familiares con algún padecimiento y lo que repercute en detrimento de sus oportunidades, destaca la Encuesta ESRU de Movilidad Social en México, elaborada por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
Roberto Vélez Grajales, director ejecutivo del CEEY, afirmó que para impulsar la movilidad social en México se requiere de igualdad de oportunidades y señaló que actualmente en México del total de la desigualdad prácticamente la mitad se debe a factores fuera del control de las personas.
Subrayó que el peso de la protección social en el total de la desigualdad de oportunidades alcanza el 11 por ciento a nivel nacional, mientras que para la población en la parte más baja de la escalera social (la más pobre), este porcentaje alcanza el 38 por ciento, lo cual es una diferencia muy significativa que nos indica que sin mecanismos formales de protección es casi imposible contar con oportunidades para lograr mayor movilidad social.
Entre los hallazgos del análisis se destaca que sólo 32 por ciento de las mujeres cuyo origen se encuentra en la parte más baja de la escala social, supera su condición socioeconómica cuando su localidad no cuenta con servicios de cuidado, frente al 63 por ciento que sí lo logra cuando cuenta con estos servicios.
Asimismo, destaca que la desigualdad de oportunidades se profundiza con quienes provienen de hogares en los que sus padres no contaban con acceso a la protección social. En particular, las mujeres con origen en la parte baja de la escalera social (posición 25 de 100) que tuvieron padres sin acceso a esquemas de protección social a lo largo de la vida, escalaron menos posiciones (llegaron a la posición 26) que aquellas con padres que sí tuvieron acceso (llegaron a la posición 38).
El estudio resalta que las mujeres con origen en la parte más baja de la escalera social que no participan en el mercado laboral y que se dedican principalmente al cuidado de familiares experimentan menor movilidad social ascendente. Asimismo, observa que la diferencia observada en la región sur del país, donde las mujeres que no han participado en el mercado laboral experimentan un retroceso con relación a su posición de origen. Las que sí lo han hecho, logran un avance significativamente mayor al nacional.
El informe hace hincapié en la urgencia de que exista un Sistema Nacional de Cuidados y recordó que recientemente en la Cámara de Diputados se aprobó una iniciativa de reforma a la Constitución que reconoce el derecho al cuidao y al tiempo propio de las cuidadoras, sin embargo su aprobación se encuentra pendiente en el Senado. Además, de que no está claro el funcionamiento institucional ni los recursos que se le asignarían.
“Es muy importante diseñar un Sistema Nacional de Cuidados que sea efectivo y sostenible, que haga efectivos los derechos de todas y todos, quienes necesitan y quienes brindan cuidados”, indicó Vélez Grajales.
“Necesitamos asegurarnos de que las instituciones que se crearán o a las que se les asignará esta responsabilidad cuenten con todos los elementos para brindar un cuidado digno que dé oportunidades y amplíe las opciones de movilidad social de millones de personas, con prioridad para quienes viven en situaciones de mayor precariedad en lo económico, emocional y en términos de salud”, abundó.
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