El aislamiento impuesto por las autoridades con el fin de evitar contagios del coronavirus ha tenido consecuencias, afirmó Giovanni Jiménez Bustos, integrante del Programa Integral en Ciencias Administrativas.
La pandemia evidenció el fracaso de los sistemas de salud no sólo en México sino en muchos países, lo que se tradujo en una tragedia social, señaló Raúl Molina Salazar, investigador del Departamento de Economía de la UAM.
Durante su participación en la presentación del libros México ante el COVID-19, acciones y retos, publicado por esta casa de estudios y la Cámara de Diputados, el doctor Molina Salazar dijo que esta tragedia social, patente sobre todo en la primera etapa de la pandemia, tiene como ejemplo más dramático el número de muertes que ocurrieron en los asilos.
El también coordinador del Programa Integral en Ciencias Administrativas (PICA) UAM-Iztapalapa explicó que al inicio de la crisis sanitaria en el país “ni siquiera había un registro” del número de ventiladores con los que el sector salud contaba, lo que revela su fragilidad y lo difícil de “contender en términos de una política pública”.
En tanto, Giovanni Jiménez Bustos, integrante del PICA, afirmó que el aislamiento impuesto por las autoridades con el fin de evitar contagios del coronavirus ha tenido consecuencias.
“Nunca volteamos a ver que las medidas de distanciamiento social nos llevaron a meter a los niños a las casas olvidando que ellos tenían una rutina ni que las mujeres tuvieron que hacerse cargo de la educación y estar junto con ellos atendiendo sus clases en zoom”, agregó.
Para el investigador de la UAM, “hubo una ruptura, un resquebrajamiento de toda la rutina del funcionamiento social y las personas en el mundo tuvieron un cambio estructural, porque la rutina a la que estaban acostumbrados quedó rota y esto ha traído consigo un aumento de los trastornos mentales”.
De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el capital humanos de las personas de 12 a 29 años ha disminuido en 12 por ciento, pero en el caso de las mujeres este dato se incrementa a 37 por ciento, esto quiere decir que hay un retroceso en que el techo de cristal está completamente viciado y reforzado por las medidas en las cuales se orilla a ellas a permanecer en el cierro.
Jiménez Busto señaló que el cambio estructural no sólo se dio a nivel económico, sino en las personas y ahora es necesario abundar en investigaciones que ayuden a “predecir estos cambios estructurales en las personas y cómo están impactando la economía en general”.
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