Mantenerse competitivo en mercados en evolución constante es y seguirá siendo una exigencia profesional perpetua.
Es cierto que una de las características del actual entorno de negocios es que las condiciones de actuación cambian más rápido que el ritmo de implementación.
También lo es que la competencia de empresas y personas se produce en todos los niveles, en todas las latitudes y en todos los espacios del quehacer profesional.
Eso explica porque directivos y colaboradores –en el deseo de responder a la exigencia y de construir resultados constantes– nos podemos encontrar más de un día agotados, a veces frustrados y, otros más, en su expresión más radical, consumidos.
¿Qué contribuye a que en los espacios de rendimiento de las empresas se cree un cansancio estructural que no permite renovación de ciclos de energía y entusiasmo? Aquí 3 fenómenos para la reflexión directiva:
1) Nunca concluimos procesos.- Tendemos a confundir la continuidad operativa de un proceso necesario y relevante, con nuestro involucramiento indispensable para su buena ejecución.
Puede haber procesos vivos 24/7 o de misión crítica, pero su diseño debe permitir que su práctica se mantenga en óptimos con unos en ‘on’ cuando otros están ‘off’ necesario.
2) No establecemos rituales de cierre.- Un procedimiento que aterrice la nave en vuelo, la coloque en debida posición y se la entregue al personal de tierra. Un protocolo que incluya comunicarle a quien corresponda el fin de una jornada, incluyendo una sana desconexión intelectual.
Y subráyese que la disponibilidad de información del negocio 24/7 no es sinónimo de su consumo ininterrumpido, como la accesibilidad durante el descanso no es invitación a la intervención.
3) Confundimos el enfoque a logros continuos con el rendimiento agotador.- Sí. Aspirar a lograr algo y decidir trabajar con dedicación intensiva para lograrlo, implica una suma de esfuerzos y horas adicionales, pero no elimina la necesidad de refrescar la mente, de nutrir la energía corporal y de refrescar el aliento.
Parar hasta que el cuerpo o la mente deje de responder, no sólo no es una forma poco inteligente de administrar los ciclos de concentración, sino que eleva la posibilidad de error por lo que los matemáticos llaman la curva marginal de rendimientos decrecientes.
Con gran sentido crítico, dice el filósofo surcoreano Byung-Chul Han –autor de La Sociedad del Cansancio– “nos autoexplotamos y creemos que nos estamos realizando”.
Mantenerse competitivo en mercados en evolución constante es y seguirá siendo una exigencia profesional perpetua. Pero requiere de respiro. De renovación de ciclos de energía y de oxigenación de los motivos que nutren la esencia de nuestro desempeño, de nuestras contribuciones y de nuestra sana ambición.
El desempeño profesional intensivo no está conflictuado con el valor del ocio, con los espacios para el pensamiento (que siempre produce grandes cosas) y con la capacidad contemplativa. Implica espacios y tiempos para cerrar temporalmente unas cosas para permitirse conectar con otras.
Lo simple no siempre es fácil. Pero los mejores profesionales que conozco se toman tiempo para descansar.
Y grupo INVEX convoca a sus clientes en digital
La Transformación Mundial y sus Implicaciones para México será el tema del panel que ofrecerán a sus clientes y prospectos este 2 de febrero próximo.
Soledad Loaeza, Rafael Fernández de Castro, José Antonio Meade y Rodolfo Campuzano le darán contenido al análisis de un entorno global al que no le faltan retos en las esferas económica, comercial, política y militar.
Será un verdadero gusto moderar la conversación. ¡Ahí nos vemos!
Te puede interesar: Producto o recurso: ¿qué es la electricidad?
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com