Es momento de recuperar la confianza en Dios y restablecer una sana desconfianza en unos líderes que al rechazar la ley de Dios, muestran abiertamente su desprecio por la vida humana.
Vivimos en una época de gran confusión. Habiendo perdido toda brújula moral, la falta de valores compartidos se hace cada día más evidente.
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