La evaluación actual del presidente, a pesar de que las encuestas lo tengan entre 65 y 75% de aprobación, es mala.
“No es grandeza, es una hinchazón lo que vemos en el soberbio. Y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano”, San Agustín.
A tres años de haber iniciado el tiempo de López Obrador como presidente de México, vamos a encontrar muchas posiciones encontradas, vamos a escuchar muchos argumentos diferentes, vamos a ver más profunda la zanja de los desacuerdos. La polarización que hoy enfrenta México es única, que yo recuerde, y es única porque está llena de adjetivos y descalificaciones o de adjetivos y aceptaciones hacia la figura presidencial, no así a sus programas y resultados.
México está polarizado porque lo gobierna un tirano populista- no es ofensa ni es insulto, es una realidad- que una de sus principales armas y más fuertes es la polarización. Lo han definido muchas veces como un gran generador de polarización. Buen o el mismo lo ha dicho en sus discursos o están conmigo o están contra mí y los últimos son traidores. El pide lealtad a ciegas. Y por eso vemos que su popularidad es más un acto de fe que una acción congruente de evaluación a su política pública.
Además presenta el grave problema de la “Obsesión” y no lo digo yo, no es una evaluación psiquiátrica lo dicen incluso sus seguidores. Patricia Armendáriz dice que AMLO está obsesionado con sus programas. La obsesión es una perturbación anímica producida por una idea fija. Y produce asedio, persecución, acoso. Provoca un estado de ceguera a quien la padece porque no le permite discernir entre sus comportamientos y la realidad. Y esta situación llevada a la conducción de una Nación pues no deja nada bueno.
Al evaluar a una persona lo importante a destacar es por lo que provoca. Más a los que tienen poder. No evaluar lo que desean. Debemos evaluar las consecuencias de sus actos y de sus omisiones, no por lo que dicen que quieren lograr. Porque las personas pueden caer en obsesiones y más los que llegan a puestos de poder. Hoy tenemos un gobierno encabezado por López Obrador más adepto al ataque que al diálogo sobre políticas públicas y por eso avanza hacia el precipicio. Por cierto su asesor electoral Luis Costa decía que si AMLO fuera capaz de incluir a todos los actores relevantes en el debate de los temas trascendentes del país y la construcción de grandes estrategias y políticas pasaría bien a la historia. Pero eso no sucederá. Aunque ahora ya pidió diálogo, es otra más de sus mentiras.
La evaluación actual del Presidente, a pesar, de que las encuestas lo tengan entre 65 y 75% de aprobación es mala. Bueno saca diez en demagogia, en mentir, en agredir, en no cumplir su palabra, en dividir. Es desde luego carismático e inteligente. Diría mi mamá eres muy bueno para lo malo. Pero para gobernar, que es el ejercicio del mando, es el administrar, es la búsqueda del Bien Común, es el diálogo, es perfeccionar la democracia, es el respeto a las Instituciones y el respeto a los ciudadanos, en ese renglón está reprobado.
Cuando iba a cumplir sus primeros 2 años en la presidencia se publicó un buen libro “Balance Temprano desde la izquierda democrática” y el balance fue negativo en propiamente todos los rubros. Si hoy todos esos autores que fueron coordinados por Ricardo Becerra y José Woldenberg se volvieran a sentar a escribir, volvería a estar en negativo el balance y eso es más grave ya que nos demuestra la incapacidad de corregir y la egolatría suprema del Mesías. Cree que los votos en la elección eran cartas abiertas para hacer y deshacer a su libre albedrío y no Andrés no es así.
Andrés Manuel eres el presidente de México y por ende sujeto a evaluación, sujeto a la crítica, sujeto al reconocimiento cuando haya que hacerlo, sujeto a no estar de acuerdo, pero no eres el que tiene que defenderse ni agredir usando Palacio Nacional, las mañaneras y nuestros impuestos para atacar, ofender e insultar. Si en algo no estás de acuerdo no uses el tiempo que te pagamos para trabajar por México para sacar tus cuadros de lo que dices son mentiras. Si no estás de acuerdo dialoga y escucha lo que se presenta.
La realidad es que tus mejores banderas, como lo he manifestado en varios artículos, no las has podido ondear realmente. No hay logros que presumir, no hay compromisos cumplidos aunque digas que de 100 ya más de 90 están cumplidos. Hay más pobreza, hay menos crecimiento económico, hay más corrupción, hay más inseguridad, más impunidad, más ataques directos y persecución política, más problemas de salud, más inflación, aumentos de precios de los energéticos, militarización a todo lo que da, violas la ley cada vez que quieres. De todo eso están todas las cifras que se han publicado por muchos investigadores y expertos. Además para corroborar tus mentiras y como te desdices hay videos de tus discursos y de tus proyectos. No hay vuelta atrás todo está documentado. Y ahora vas por otra, con el nombramiento de Victoria Rodríguez para el Banco de México, crees que te darán las reservas internacionales.
Finalizo, estos tres años fueron perdidos para México, no culpar a la pandemia, fueron perdidos por tu obsesión del Bienestar. Olvidas que para el bienestar del ser humano es necesario que tenga trabajo con un ingreso fijo y seguridad social, que tenga educación de calidad, servicios de salud de calidad, alimentación y tranquilidad emocional de que él y su familia estarán bien sin contratiempos. No es regalando dinero de manera electorera como se logra, no es destruyendo el medio ambiente para obras faraónicas, no es el populismo el que hace Bienestar, es la política pública democrática la que lo logra.
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