Progreso social en México cae estrepitosamente

Contrario al comportamiento de otros desastres naturales, las pandemias tienden a perjudicar más a las grandes urbes, por lo que la pandemia causada por el virus SARS-CoV-2 no fue la excepción.



Entre 2019 y 2020, dos terceras partes de las entidades del país sufrieron una disminución en la estimación de su Índice de Progreso Social, la entidad más afectada fue la capital del país, destaca un análisis de México, ¿cómo vamos?

El progreso social disminuyó en 21 entidades respecto al año previo debido a la pandemia de COVID-19, mientras que a nivel nacional el Índice de Progreso Social (IPS) fue de 63.2 puntos sobre 100 posibles, lo que significó un retroceso de 0.2 puntos en comparación con 2019, el menor nivel presentado desde 2017.

De acuerdo al IPS, las cinco entidades que sufrieron las disminuciones más pronunciadas de 2010 a 2020 fueron la Ciudad de México, con la pérdida de 3.18 puntos; Oaxaca cayó 2.5 puntos; San Luis Potosí bajó 2.1; el Estado de México sufrió una baja de dos puntos y Zacatecas una disminución de 1.9 puntos porcentuales.

El Índice de Progreso Social (IPS) es una medición holística del desempeño social del país que es independiente de factores económicos y se basa en un rango de indicadores sociales y ambientales que capturan tres dimensiones del progreso social: Necesidades Humanas Básicas, Fundamentos del Bienestar y Oportunidades.

Entre los hallazgos el análisis denota el impacto que tuvo el COVID-19 en el desarrollo, el mayor daño que nos dejó la pandemia fue la pérdida de vidas humanas. El exceso de mortalidad observada en México fue equivalente a más de 326 mil defunciones de un total de un millón 076 mil defunciones en 2020.

El exceso de mortalidad por todas las causas equivalente al 43.5 por ciento, y alrededor de 201 mil se relacionaron con el COVID-19, destaca el estudio.

Añade que, contrario al comportamiento de otros desastres naturales, las pandemias tienden a perjudicar más a las grandes urbes, por lo que la pandemia causada por el virus SARS-CoV-2 no fue la excepción.

La Ciudad de México resultó ser la entidad con mayor pérdida en el puntaje del IPS entre 2019 y 2020, con una caída de (-)3.18 puntos.

Uno de los impactos al desarrollo del país estuvo relacionado por el exceso de mortalidad, que en su mayoría fue resultado del COVID-19. “La pérdida de vidas humanas representa una pérdida más que proporcional en el bienestar de las familias, dado que quienes murieron fueron mayoritariamente hombres en edades productivas y, por tanto, jefes de familia”, resalta el documento.

Dónde estamos y qué hay que mejorar

La dimensión que mide las necesidades humanas básicas, en donde se enmarcan los componentes relacionados con cuidados médicos y salud, mostraron un retroceso.

En este rubro, el análisis señala que una de las consecuencias de que gran parte de la infraestructura de salud pública se volcara para atender la emergencia sanitaria, provocó que pacientes recurrentes no asistieran a los centros de salud para revisiones o dejaron de recibir tratamientos por falta de recursos para atender enfermedades, lo que finalmente también ocasionó fallecimientos.

La recomendación que México, ¿cómo vamos? hace para mejorar en esta dimensión es reconocer la magnitud del golpe que significó la pandemia en el sistema de salud nacional, y considera que poder rescatarlo es necesario direccionar más dinero público a este.

La organización señala que el problema compete tanto a autoridades federales como locales; la coordinación entre estas es parte fundamental del éxito que se pueda tener.

En cuanto a los fundamentos del bienestar, que es otra de las dimensiones que se analizan, se destaca que si bien parece que los indicadores en materia educativa mantienen niveles similares a los mostrados antes de la pandemia, la pérdida de aprendizaje fue equivalente a entre un tercio del ciclo escolar y un ciclo escolar entero.

Adicionalmente, fue evidente que los indicadores de educación medidos mostraron una tendencia desigual a lo largo del territorio nacional en el que la principal beneficiaria resultó ser la capital del país.

Con base en lo observado, el estudio considera que el acceso a la educación debe descentralizarse con el objetivo de que no solo las grandes ciudades sean opción para el desarrollo educativo y profesional de sus habitantes. Además, es necesario considerar que los planes de estudio deben adaptarse para poder incorporar las pérdidas de aprendizaje durante los periodos de confinamiento.

En la tercera y última dimensión analizada, la de oportunidades, el estudio indica que es necesario revalorar todo el trabajo de cuidados, especialmente el no remunerado.

En este sentido, asegura que las mujeres, independientemente de su condición de actividad, invierten una jornada laboral o más en trabajo doméstico y de cuidado. Este es un trabajo invisible que implica una barrera de entrada al mercado laboral. Además, esta dinámica empuja a muchas mujeres a optar por un esquema de trabajo de mercado informal debido a que un empleo formal muchas veces implica poca o nula flexibilidad en horarios de trabajo.

México, ¿cómo vamos? advierte que en la etapa de recuperación de la pandemia, en el país los esfuerzos deben enfocarse a la reincorporación de las personas que perdieron su empleo, pero también en la creación de nuevos puestos laborales, sobre todo para las mujeres.

Señala que este esfuerzo corresponde hacerlo a las empresas, como hacen en países más igualitarios; pero también es una tarea del Estado, que sin más quitó un importante apoyo de cuidado; y de la sociedad, a través de una división más equilibrada de estas labores domésticas en los hogares.

 

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