El presidente percibe que la UNAM, una vez más, resistirá a sus pretensiones de imponer un pensamiento único, de ahí los recientes ataques a la Universidad Nacional Autónoma de México.
El diseño inicial del sistema político mexicano por parte de Plutarco Elías Calles no fue ajeno al fascismo. Y aunque la fundación del PRI fue de tipo pragmático para poder agrupar a la “familia revolucionaria” en momentos en que los cristeros, menospreciados inicialmente, ponían en jaque al gobierno. La idea fue perfeccionada por Lázaro Cárdenas, quien integró la estructura corporativa de control por sectores. Los sectores fueron desarrollándose con el tiempo como pilares del partido, superando y minimizando a los comités seccionales, municipales y estatales, los cuales recibían migajas de poder, en tanto que los tres sectores (trabajadores, campesinos y popular) eran el mecanismo real de incorporación al poder.
Pero el modelo no podía funcionar simplemente con una estructura política. Se necesitaba formar cuadros e inducirles los conceptos iniciales del nacionalismo revolucionario, que luego fueron sustituidos por el proyecto socialista y finalmente derivaron en un modelo desarrollista bajo el control del Estado.
Calles pronunció su famoso “grito de Guadalajara”, en el que proclamó que la fase de la lucha armada había concluido y en su lugar había que iniciar una nueva cuyo objetivo era apoderarse de la mente de los niños y ponerlos al servicio de la Revolución. La idea fue comprada y asumida por el presidente Cárdenas, para lo cual reformó el artículo 3.º de la Constitución. Se trataba de un modelo totalizante que se iniciaba con los niños en el sistema básico, y aunque no abarcaba a las universidades, de inmediato surgieron las presiones para que ellas también se alinearan al proyecto.
Como no todas las universidades eran autónomas, algunas de ellas, entre las que destacan la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y la Universidad de Guadalajara, de inmediato se alinearon al proyecto. A quienes no se alineaban, se les presionó a través del presupuesto que se les destinaba desde el Gobierno por ser instituciones públicas.
Ante los intentos de control gubernamental, durante la rectoría de Manuel Gómez Morín los docentes renunciaron a sus sueldos para asegurar la permanencia de la Universidad, y durante la gestión del Rector Fernando Ocaranza se hizo una férrea defensa de la autonomía. Participaron en ella la Federación de Estudiantes Universitarios y la Confederación Nacional de Estudiantes.
También es famosa la confrontación entre Vicente Lombardo Toledano, encabezando a la izquierda para impulsar la propuesta cardenista, con Antonio Caso, encabezando a los partidarios de la autonomía universitaria y la libertad de cátedra, esencia de aquélla, durante el Primero Congreso de Universitarios Mexicanos en la Escuela Nacional Preparatoria. Lombardo pretendía que la doctrina de la Universidad fuera el marxismo.
Finalmente, con la reforma del Artículo 3.º por parte de Manuel Ávila Camacho, impidió que se institucionalizada el adoctrinamiento ideológico en las universidades, aunque en algunas de ellas esa corriente se mantuvo durante muchos años, y no como algo oficial, también encontró cobijo en la UNAM, en planteles como Economía, Ciencias Políticas y Ciencias, de donde provienen no pocos de los militantes de Morena y cuya trayectoria en la Universidad no fue precisamente gloriosa.
Esto último explica por qué ahora, desde la Presidencia de la República y la Subsecretaría de Educación Superior, que encabeza Luciano Concheiro, ya se promueve un “modelo” de educación superior, que por lo pronto se adoptará en Zacatecas, gobernada por Morena y aprovechando que tiene problemas económicos que seguramente serán resueltos con su alineamiento a la política partidista. Este modelo “coincide” con las ideas presidenciales y pretende ser el “modelo” para el resto de las universidades.
Pero ya desde ahora el presidente percibe que la UNAM, una vez más, resistirá a sus pretensiones de imponer un pensamiento único, de ahí los recientes ataques a la Universidad Nacional Autónoma de México. Andanada que, desde ya, ha respondido el rector Enrique Graue y los exrectores.
No cabe duda que como aconteció con el respaldo a Lombardo Toledano, no faltarán grupúsculos de izquierda dispuestos a ponerse la camiseta morada y a actuar como “Servidores de la Nación”, impulsando la pretensión morenista. Sin embargo, no me cabe duda de que, una vez más, la comunidad puma saldrá en defensa de su autonomía.
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