Cuando las cosas se salen de nuestras manos es necesario voltear los ojos al cielo y pedir ayuda a Dios, por lo que nuestros hijos deben saber que así funciona la vida.
A propósito de la prolongada caída de las redes sociales que se dio a principios de semana, me di cuenta de que muchos estaban muy desesperados y brincaban de una red social a otra; brincaban de una aplicación de mensajería a la otra tratando de estar comunicados, sin darse cuenta de que esto solo provoca que todo se sature y colapse.
Este fenómeno es muy interesante porque nos permite ubicar que tenemos puestas nuestra esperanza y seguridad en cosas efímeras y muy volátiles que no dependen de nosotros.
Esto nos hace muy inestables y vulnerables por lo que debemos enseñar a nuestros hijos a poner sus seguridades y esperanzas en lo trascendente para llegar a ser felices, por eso aquí te dejo mis 5Tips para lograrlo.
PRIMERO. La mejor fuente de seguridad para los niños es la familia.
Una familia unida es el lugar más adecuado para el correcto desarrollo de los hijos.
En la actualidad hay muchas situaciones que hacen difícil tener una familia unida. No me refiero solo a aquellas familias que son monoparentales sino las que, a pesar de tener papá y mamá, ambos tienen que trabajar mucho y por lo mismo no pueden convivir con sus hijos.
De cualquier forma es necesario que nuestros hijos tengan una comunidad familiar y sientan que ahí están seguros, que ahí pueden expresar sus temores, sus angustias, lo que les inquieta y los que les hace felices, de tal forma que podamos cobijarlos y encausarlos.
Cada familia puede establecer sus tiempos y espacios para la sana convivencia. Esto les da mucha seguridad y les permite crecer sanos.
SEGUNDO. Que aprendan a ser felices con lo que tienen.
La felicidad no debe radicar en el tener, sino en el ser.
De tal forma que la felicidad sólo dependa de ellos y de cómo ven las cosas y de las personas que los rodean sin que las modas que nos quiere imponer la sociedad los afecte. Ellos serán felices en todo momento.
Ser feliz no quiere decir que van a estar riendo todo el tiempo, por supuesto que tendrán momentos de dificultad o de preocupación, pero lo sabrán afrontar con una actitud positiva y siempre con paz en el corazón.
TERCERO. Que pongan sus esperanzas en lo trascendente.
Y es que es necesario que sepamos lo que es humanamente posible y lo que está fuera de nuestro alcance y que requiere de otras medidas como la oración.
Cuando las cosas se salen de nuestras manos es necesario voltear los ojos al cielo y pedir ayuda a Dios, y nuestros hijos deben saber que así funciona la vida y tener el discernimiento para ubicar cuando hay que aplicarlo.
CUARTO. Que estén siempre dispuestos a adaptarse. Resiliencia.
Nuestros hijos deben saber que la vida es un constante cambio y que es necesario no estar aferrados a nada ni a nadie, de esta forma estarán capacitados para analizar las circunstancias y tomar las decisiones prudentes para salir adelante en cada una de ellas.
Si así lo hacen, este proceso no les generará angustia o desesperación, sino que al contrario, les permitirá afrontar los cambios con alegría y paz en el corazón y les ayudará a tomar las mejores decisiones, siempre con los pies en la tierra.
Esto lo deben aprender de nosotros, sus papás, de cómo tomamos los imprevistos, cómo enfrentamos los retos, de si nos adaptamos a los imprevistos de cada día y si somos alegres durante el día a pesar de todo lo que suceda. Las palabras convencen pero el ejemplo arrastra.
Y QUINTO. Que estén dispuestos a compartir su alegría con los que le rodean.
La boca habla de lo que está lleno el corazón, por lo que es necesario estar seguros de que nuestros hijos tienen alegre el corazón para que lo puedan compartir con los que les rodeamos, ya sea en la forma de hablar, en la forma de jugar y hasta en la forma de enfrentar las frustraciones y los problemas.
Que Dios nos ayude a saber que Dios debe estar en nuestros corazones para que podamos dar testimonio de alegría y paz en el corazón, poniendo nuestra esperanza y seguridad en Dios.
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